La muerte de Valery Mariet Rodríguez, una niña de tres años fallecida en el Hospital Infantil Norte de Santiago de Cuba (ONDI), volvió a encender las alarmas sobre las condiciones del sistema de salud en la Isla.
La menor, ingresada por una crisis asmática severa, fue trasladada a terapia intensiva, donde necesitó intubación y ventilación mecánica. Sin embargo, según la denuncia difundida por Lucio Enríquez Nodarse, el equipo destinado a soportar su respiración presentó fallas durante la madrugada, obligando al personal a mantenerla con ventilación manual por tiempo prolongado. Esta situación terminó derivando en un paro cardiorrespiratorio que no pudo revertirse.
El conmovedor relato provocó una oleada de reacciones entre ciudadanos dentro y fuera del país. Muchos expresaron consternación por la pérdida de una niña tan pequeña y señalaron la angustia vivida por la familia.
“Las lágrimas se me corrían solas al ver a esa madre”, comentó una usuaria que aseguró haber estado presente en el hospital. Otros compartieron experiencias similares, como familiares de pacientes asmáticos que describieron lo impredecible de una crisis y la importancia del tratamiento inmediato.
En las redes también aparecieron mensajes que cuestionaban la disponibilidad de recursos básicos en áreas críticas, como la terapia intensiva pediátrica y planteaban dudas sobre el mantenimiento técnico de los equipos. Comentarios como “¿Cómo es posible que no hubiera un ventilador funcionando?” o “¿Qué queda del sistema que durante años fue presentado como potencia médica?” reflejaron el desconcierto de muchos usuarios.
Algunos internautas centraron su preocupación en la respuesta social, preguntándose por qué los familiares afectados no exigen responsabilidades de manera más visible. Otros pidieron empatía, recordando que perder un hijo deja a cualquier familia en estado de shock y sin fuerzas para enfrentar nada más.
También surgieron testimonios de quienes viven con el temor constante de acudir a un hospital. “Cada día da miedo entrar a Facebook, siempre es otra desgracia”, escribió una mujer desde el extranjero. Muchos mensajes coincidieron en expresar condolencias, deseos de fortaleza para los padres y súplicas religiosas por la niña fallecida.
La historia de Valery se ha sumado a otros casos recientes que han generan preocupación sobre la infraestructura sanitaria del país. Mientras tanto, su nombre queda como símbolo del dolor de una familia y de un debate que continúa creciendo en la sociedad cubana.
Fuente: Lucio Enriquez Nodarse
Saúl Manuel
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