La termoeléctrica ‘Carlos Manuel de Céspedes’ en Cienfuegos continúa atrapada en su lenta y accidentada recuperación. Técnicos de la planta anunciaron que se superaron las pruebas en las válvulas de seguridad del Bloque 3, afirmando que "solo resta el proceso de flushing de la turbina para iniciar el arranque del bloque".
Según comunicaron en redes oficiales, la caldera alcanzó una presión suficiente para disparar las válvulas bajo estricta supervisión técnica. Superada esta fase, el siguiente paso sería el "flushing", una limpieza de los sistemas de tuberías necesaria antes de sincronizar la unidad al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
Sin embargo, esta serie de anuncios parciales responde más a una estrategia de maquillaje mediático que a verdaderos avances. Mientras el régimen intenta vender una imagen de progreso, la realidad es otra: el sistema eléctrico cubano sigue en ruinas y la población sufre apagones diarios cada vez más prolongados.
El deterioro de la termoeléctrica no es nuevo. Desde agosto de 2024, el propio gobierno admitía la necesidad de recuperar gradualmente la generación, reconociendo las limitaciones materiales y tecnológicas. En octubre, una falla repentina en el Bloque 3 agravó la crisis, y aunque en noviembre se anunció la reparación de una avería en el Bloque 4, los resultados nunca se tradujeron en una estabilidad real.
Ya en enero de 2025, un devastador incendio destruyó gran parte del Bloque 4, postergando aún más su recuperación. A pesar de ello, en febrero, sin pruebas concretas de progreso, el gobierno prometió una pronta reactivación, alimentando una narrativa de avances que no se reflejan en el servicio eléctrico diario.
El reciente anuncio sobre el proceso de "flushing" se encuadra en esta estrategia de comunicación dosificada. Aunque se trata de un paso técnico necesario, su realización no implica de inmediato la generación de energía, ni soluciona los problemas estructurales de la planta.
Sin embargo, presentarlo como un "hito" permite reforzar la ilusión de que el gobierno está avanzando en la recuperación energética, cuando en realidad apenas logra mantener a flote un sistema colapsado.
Mientras se dosifican los anuncios técnicos, la crisis energética se profundiza. La Unión Eléctrica de Cuba sigue reportando severos déficit de generación en el horario pico, que se traducen en masivos apagones a lo ancho y largo de la Isla.
A las averías de Cienfuegos se suman fallos en Mariel y Felton, mantenimientos en Santa Cruz y Renté y severas restricciones de combustible. Incluso el modesto aporte de los nuevos parques solares, con apenas 986 MWh, resulta insuficiente ante la magnitud de la crisis.
El régimen insiste en mostrar avances donde apenas hay retrocesos controlados, apostando a una estrategia de anuncios fragmentados para ocultar la gravedad de una emergencia energética que golpea día tras día a la población cubana.
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