La frustración popular en La Habana ha alcanzado niveles críticos debido a los constantes incumplimientos del cronograma de apagones anunciado por la Empresa Eléctrica de La Habana.
Aunque la empresa publica actualizaciones en sus redes sociales y canales oficiales, los ciudadanos denuncian cortes adelantados, prolongaciones imprevistas y una distribución desigual de las afectaciones.
Los apagones, que ya de por sí resultan severos, deberían regirse por bloques horarios. Sin embargo, estos son alterados sin previo aviso, intensificando la rabia y el agotamiento de una población que malvive en medio de una pobreza energética cada vez más grave. Usuarios del bloque 4, por ejemplo, reportaron cortes a las 9:00 a.m., cuando la programación indicaba que comenzarían a las 10:00 a.m. "¿Para qué ponen programación si no la cumplen?", cuestionó una vecina, reflejando el sentir general.
Entre las principales quejas destacan la improvisación, el trato desigual y la falta de respeto hacia la ciudadanía. "No ayudan, no respetan, es como si jugaran con nuestra estabilidad mental", lamentó una habanera. Otros denunciaron favoritismos: "Hay circuitos donde nunca quitan la luz porque hay mipymes de personajes importantes", comentó otra internauta, respaldada por decenas de usuarios.
El impacto de estos cortes inesperados es devastador. Familias con niños pequeños, personas mayores y trabajadores se ven obligados a reorganizar sus rutinas sin previo aviso. "Sin gas, sin luz, sin agua… esto ya es un sálvese quien pueda", exclamó una afectada. Además, las interrupciones constantes provocan daños en electrodomésticos esenciales y la pérdida de alimentos perecederos.
Aunque la Empresa Eéctrica utiliza canales como Telegram, X y Facebook para mantener informada a la población, muchos señalan que los avisos no reflejan la realidad, incrementando la confusión y el enojo. "Publican horarios que no cumplen, ni respetan los fines de semana", denunció una capitalina.
La falta de equidad también genera resentimiento. "Menos en las zonas privilegiadas, el resto de La Habana sufre apagones interminables", criticó una usuaria. En algunos bloques, las interrupciones son más frecuentes y ocurren en los peores horarios, agravando la sensación de abandono.
El clima social se enrarece cada vez más. "Estamos obstinados, hartos de que nos mientan", expresó una usuaria, mientras otra resumía: "Cada día peor; el déficit de respeto es lo único que crece".
Entre la rabia y el escepticismo, La Habana vive días de incertidumbre, donde la falta de electricidad se convierte en el símbolo palpable de una profunda desilusión colectiva.
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