Rusia enfrenta una creciente ola de ataques incendiarios y explosiones en bancos, oficinas gubernamentales y centros comerciales, principalmente en Moscú, San Petersburgo y sus alrededores. En los últimos tres días, más de 20 incidentes han generado preocupación por la seguridad interna del país.
Según reportes de medios rusos como TASS y Fontanka, los ataques han incluido el uso de pequeños artefactos explosivos y fuegos artificiales dirigidos contra cajeros automáticos, oficinas de reclutamiento militar y vehículos policiales. Cámaras de vigilancia captaron a varios sospechosos grabando los incendios, mientras que las imágenes compartidas en redes sociales muestran destrozos en cajeros automáticos y edificios, e incluso un coche de policía envuelto en llamas.
La mayoría de los detenidos, según la agencia TASS, son pensionistas que, presuntamente, fueron engañados por estafadores en línea. Se cree que estos individuos fueron reclutados para realizar los ataques a cambio de promesas de dinero o desbloqueo de cuentas bancarias. Los servicios de seguridad rusos (FSB) culpan a supuestos operadores en Ucrania por orquestar estas acciones, afirmando que los estafadores se hicieron pasar por guardias de seguridad para manipular a los ancianos.
Entre los casos destacados, figura el arresto de una mujer de 68 años en San Petersburgo, acusada de provocar una explosión en un cajero automático. Fue imputada bajo cargos de terrorismo, según el artículo 205 del Código Penal ruso.
Los ataques no se limitan a la destrucción de infraestructura financiera y gubernamental. En Moscú, una explosión en un centro comercial provocó la evacuación de cientos de personas, mientras que otros incidentes similares se reportaron en Korolyov, Khimki y otros suburbios de la región. Además, el banco estatal Sberbank señaló un incremento del 30 % en los intentos de ataques incendiarios durante la última semana.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, las oficinas de reclutamiento militar han sido objetivos frecuentes de ataques con cócteles molotov, especialmente tras la controvertida movilización de 300,000 reservistas anunciada por Vladimir Putin en septiembre de 2022. Esta impopular medida exacerbó el descontento social y contribuyó al aumento de acciones violentas dentro del país.
Mientras tanto, Ucrania llevó el conflicto al territorio ruso con un ataque con drones en la ciudad de Kazán, en Tartaristán, ubicada a más de 1,000 kilómetros del frente. Según las autoridades locales, ocho drones impactaron edificios residenciales y una instalación industrial. Aunque no se reportaron víctimas, los vuelos en el aeropuerto de Kazán fueron suspendidos y las reuniones masivas canceladas.
Esta serie de eventos subraya las crecientes tensiones internas en Rusia, donde los ataques incendiarios y los bombardeos con drones exponen la vulnerabilidad de un país que enfrenta desafíos tanto internos como externos. A medida que las acusaciones contra Ucrania aumentan, también lo hacen las interrogantes sobre la capacidad del gobierno ruso para mantener el control en su propio territorio.
(Con información de "AFP")
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