La historia parece repetirse en Matanzas. Cuatro años después del colapso sanitario por la COVID-19, la provincia vuelve a estar en el centro de una emergencia de salud pública. Miguel Díaz-Canel ordenó el traslado de médicos y enfermeros desde otras provincias ante la escalada de contagios por dengue, chikungunya y oropouche, tres virus transmitidos por mosquitos que mantienen en alerta a toda la región occidental de Cuba.
El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso confirmó la llegada de “un grupo de profesionales de la salud” para apoyar en el enfrentamiento a la complicada situación epidemiológica, comparando el operativo con los refuerzos médicos enviados durante el 2021, cuando los hospitales matanceros quedaron desbordados.
Los reportes de los propios residentes son alarmantes. En municipios como Cárdenas, Martí, Perico y Colón, las salas de urgencias están llenas y las ambulancias no dan abasto.
Muchos aseguran que faltan medicamentos, sueros e incluso personal de limpieza, mientras las brigadas antivectoriales trabajan sin recursos suficientes ni combustible para la fumigación.
Las redes sociales se han convertido nuevamente en la principal fuente de denuncia. Fotografías y testimonios muestran largas colas en los policlínicos, acumulación de basura en las calles y barrios enteros sin fumigar desde hace semanas.
“Esto es igual o peor que en 2021”, comentó una enfermera desde Jovellanos. “Nos mandan médicos, pero sin medicamentos ni condiciones, no se resuelve nada”.
El Ministerio de Salud Pública admitió que el chikungunya ya se ha expandido a cinco provincias —Matanzas, Guantánamo, Santiago de Cuba, Pinar del Río y La Habana— y que el dengue y el oropouche siguen activos en al menos doce territorios.
Sin embargo, las autoridades insisten en que “no hay colapso hospitalario”, una afirmación que contrasta con la realidad que describen los familiares de los pacientes.
En el Hospital "Faustino Pérez" y el pediátrico "Eliseo Noel Caamaño", las esperas se prolongan por horas y la escasez de sueros y analgésicos es evidente. Mientras tanto, los apagones y las lluvias recientes favorecen la reproducción del mosquito Aedes aegypti, vector común de todos los virus.
Para muchos matanceros, el traslado de médicos no es una solución, sino otro parche. “Como en los peores momentos de la pandemia”, repiten con resignación, conscientes de que el verdadero mal no es el mosquito, sino el abandono estructural del sistema de salud cubano, que una vez más enfrenta una crisis sin recursos, sin planificación y sin esperanza.
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