La desesperación de una madre en Cárdenas, Matanzas se convirtió en esperanza tras una denuncia que estremeció las redes sociales. Yulianela Amador, madre de un niño enfermo, acudió al periodista independiente Alberto Arego para contar el calvario que vivía pues su hijo necesitaba con urgencia una prueba de transaminasas, pero el hospital de su municipio no contaba con los reactivos necesarios.
“Mi niño, mi pintor, tiene artritis. El medicamento que toma hace seis meses solo se consigue fuera del país, gracias a la ayuda de familiares y amigos”, relató Yulianela. “El 4 de octubre fui al hospital de Cárdenas y no pudieron hacerle la prueba. Me dijeron que no había reactivos, solo pudieron hacerle un análisis de orina para detectar hepatitis. Quien es médico sabe que no hacer ese examen a tiempo puede costar vidas”.
El relato de la madre refleja una realidad cada vez más común en la salud pública cubana: la escasez de insumos básicos y medicamentos esenciales. “Cada vez que voy al policlínico "José Antonio Echeverría" no hay duralgina. He tenido que comprarla en el mercado negro porque mi hijo tiene fiebre alta, de 40 grados”, denunció.
A pesar de que el personal médico la trató con respeto, la falta de recursos y el deterioro del sistema la empujaron a alzar la voz. “No quiero lamentar nada que le pueda suceder a mi hijo por quedarme callada. Él está amarillo, con fiebre y no hay forma de saber qué tiene porque no pueden hacerle los análisis. ¿Quién va a responder por la salud de mi hijo?”, escribió desesperada en su perfil de Facebook.
Yulianela también reveló que el Consultorio #9 de su área no tiene médico asignado. “Fui hoy, 6 de octubre y no hay médico. Que alguien me diga lo contrario”, afirmó con impotencia.
Sin embargo, su denuncia no cayó en saco roto. Horas después de la publicación en la página de Alberto Arego, se confirmó que las autoridades sanitarias respondieron al caso y se realizaría finalmente la prueba de transaminasas al niño.
“Por fin harán el examen”, confirmó la madre, agradeciendo a quienes compartieron su historia. “No fue fácil, pero al menos mi hijo será atendido como merece”.
Su valentía expuso, una vez más, la fragilidad del sistema sanitario cubano y cómo las redes sociales se han convertido en el único espacio donde muchos logran ser escuchados.
Fuente: Alberto Arego
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