Cuba vuelve a encender las alarmas sanitarias. El Ministerio de Salud Pública (Minsap) informó un incremento del 2,5 % en los casos sospechosos y confirmados de dengue y chikungunya en los últimos siete días. La expansión de ambas enfermedades, transmitidas por el mosquito Aedes aegypti, ya abarca todo el país y confirma que el brote está lejos de estabilizarse.
La viceministra de Salud, Carilda Peña, explicó que las 15 provincias del país presentan transmisión endémica, mientras que la Isla de la Juventud se mantiene en estado de alerta. Describió el escenario nacional como “preocupante”, con cifras que siguen aumentando a pesar de los esfuerzos institucionales.
Uno de los principales obstáculos señalados por las autoridades es el subregistro. Muchos enfermos no acuden a los centros de salud ni informan sus síntomas, lo que distorsiona las estadísticas y complica la respuesta epidemiológica. Esta situación afecta con especial intensidad al chikungunya, cuya sintomatología suele confundirse o minimizarse.
El dengue, en tanto, muestra alta concentración en 13 provincias, con predominio del serotipo 4, considerado el más propenso a causar formas graves, incluidas las variantes hemorrágicas. Villa Clara, Sancti Spíritus, Las Tunas, La Habana y Artemisa superan la media nacional y permanecen bajo vigilancia estricta.
Hasta ahora, el Minsap ha confirmado 21 681 casos acumulados de chikungunya. Sobre el dengue, las cifras oficiales superaban los 2 360 contagios hace más de tres semanas, sin actualizaciones recientes, lo que limita una evaluación precisa del brote.
El director nacional de Epidemiología, Francisco Durán, atribuyó el repunte al estancamiento de agua, los salideros, la acumulación de basura y las lluvias intensas, factores agravados por el paso del huracán Melissa. Calificó la situación como “aguda” y pidió redoblar esfuerzos a todos los niveles.
El Gobierno insiste en reforzar el control vectorial: fumigaciones intensivas, eliminación de criaderos, pesquisas casa por casa y campañas de hospitalización preventiva para niños, embarazadas y personas con enfermedades crónicas. También subraya la importancia del trabajo comunitario como herramienta clave para contener la propagación.
Entre tanto, Cuba enfrenta el desafío de gestionar una crisis epidemiológica con recursos limitados y un sistema sanitario sometido a múltiples presiones. El aumento de contagios confirma que el riesgo sigue latente y que, más allá de las cifras, miles de familias viven ya las consecuencias directas de este brote.
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