La actriz cubana Maikel Amelia, conocida por su trayectoria en la televisión nacional, quedó en el centro de la controversia tras publicar en redes sociales un extenso mensaje que muchos interpretaron como una apología de la resignación en medio de la profunda crisis que atraviesa la isla.
La publicación, que superó rápidamente los 6.000 comentarios, reconoce que Cuba vive momentos “dificilísimos”, pero invita a los lectores a “elegir vivir con más amor en medio del caos”. Ese enfoque fue recibido con rechazo por parte de numerosos internautas, que vieron en el texto ecos del discurso oficialista que insiste en la “resistencia” y la adaptación emocional como respuesta a carencias estructurales.
En su reflexión, Maikel Amelia explicó que cada día se debate entre quejarse por las necesidades materiales, el dolor de la familia fragmentada o “disfrutar a plenitud cada instante que la vida” le ofrece. Según su planteamiento, opta por esta última vía y anima a otros a hacer lo mismo, defendiendo la idea de “encontrar opciones o inventárnoslas”.
“Cuando entendemos que somos responsables de nuestras vidas, dejamos de culpar a otros de nuestras desgracias o supuesta mala suerte”, escribió la actriz, una frase que se convirtió en uno de los puntos más cuestionados del texto. Para muchos lectores, ese planteamiento traslada la carga de la crisis al individuo y diluye responsabilidades políticas y estructurales.
Otro de los pasajes que más críticas generó fue cuando afirmó haber “redescubierto” el agradecimiento incluso “padeciendo enfermedades, teniendo carencias y oscuridades eléctricas”. “Siempre agradezco profundamente y aunque no lo crean todo se resuelve como por arte de magia”, añadió, al sugerir que cambiar la perspectiva puede transformar los problemas.
Aunque la actriz reconoció explícitamente los efectos de la migración, las enfermedades, la pobreza y los apagones, también subrayó que “en ningún país del mundo, y en ningún sistema social existe igualdad”, y puso el acento en la necesidad de tratarse “con más gentileza, respeto y amor”.
La reacción en redes fue dividida. Mientras algunos seguidores celebraron el tono positivo y la invitación al optimismo personal, otros señalaron lo que consideraron incoherencias entre ese mensaje y la realidad cotidiana de millones de cubanos que enfrentan escasez, salarios insuficientes y apagones prolongados. Para estos críticos, el discurso no solo resultó desconectado del contexto, sino peligrosamente cercano a una narrativa que normaliza la crisis y desalienta la exigencia de cambios reales.
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