Un vuelo de Swiss International Air Lines, con destino a Zúrich, vivió momentos de alta tensión en la pista del Aeropuerto Internacional Logan de Boston. El avión, un Airbus A330, se preparaba para despegar cuando el motor derecho comenzó a lanzar llamas y humo, obligando al piloto a abortar el despegue de inmediato.
Gracias a la rápida reacción de la tripulación, la aeronave fue detenida sin consecuencias graves. A bordo viajaban 223 pasajeros y 13 miembros de la tripulación, quienes fueron evacuados sin que se reportaran heridos.
Según la Administración Federal de Aviación (FAA), el piloto actuó conforme a los protocolos de seguridad al notar el desperfecto. Las operaciones en el aeropuerto fueron temporalmente interrumpidas, mientras los equipos de emergencia inspeccionaban la situación y el avión era remolcado de vuelta a la puerta de embarque.
Swiss International Air Lines emitió un comunicado ofreciendo disculpas por los inconvenientes y aseguró que la seguridad de sus pasajeros es su prioridad. Un vuelo alternativo fue organizado, despegando cinco horas y media más tarde con los mismos pasajeros hacia su destino.
La FAA inició una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas del fallo mecánico. Mientras tanto, el incidente reabre el debate sobre la seguridad aérea, el mantenimiento preventivo y la preparación del personal ante emergencias.
Este evento pone en evidencia la importancia de una aviación segura y con protocolos eficaces. Aunque pudo haber terminado en tragedia, la respuesta inmediata evitó una catástrofe. Una vez más, la formación y preparación del personal aéreo marca la diferencia.
Fuentes: NBC Boston / NBC New York
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