La Empresa Eléctrica de Granma informó este sábado que culminaron los trabajos de reconexión en el oriente del país tras energizar la última de las seis torres de alta tensión que enlazan los municipios de Cueto y Bayamo, una obra ejecutada luego del impacto del huracán Melissa.
En la intervención participaron más de un centenar de especialistas y operarios de la Empresa de Construcciones de la Industria Eléctrica, quienes acondicionaron las estructuras de celosía de acero que sostienen el tendido de transmisión de 220 kilovatios, dejando el tramo nuevamente enlazado al Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
Sin embargo, la recuperación de estas torres no se traduce necesariamente en alivio inmediato para la población. El problema de fondo sigue intacto: el sistema atraviesa su etapa más crítica por el déficit de generación, con cortes prolongados que se repiten a diario en casi todo el país.
Para el 13 de diciembre, la Unión Eléctrica (UNE) estimó apagones simultáneos en torno al 56% del territorio nacional y una afectación cercana a los 1.915 megavatios (MW) en el horario de mayor consumo. El parte oficial proyectó una disponibilidad máxima de 1.565 MW frente a una demanda de 3.450 MW, lo que dejaría un déficit de 1.885 MW.
Entre las causas reportadas figura la salida de servicio de seis unidades termoeléctricas por mantenimiento o averías, además de decenas de motores de generación distribuida paralizados por falta de combustible y lubricantes. En el desglose, se mencionaron averías en las unidades 5 y 8 de la CTE Máximo Gómez y en la unidad 2 de la CTE Felton. También se mantienen trabajos de mantenimiento en las unidades 2 y 3 de la CTE Santa Cruz y en la unidad 4 de la CTE Carlos Manuel de Céspedes, en Cienfuegos.
En varias provincias orientales, los apagones superan las 20 horas diarias, mientras que en La Habana pueden llegar hasta 10 horas. La falta de electricidad, además, arrastra otros servicios esenciales como el abasto de agua y el funcionamiento de la sanidad, especialmente sensibles en medio de la actual crisis epidemiológica.
La debacle energética, que se arrastra desde mediados de 2024, responde a una combinación de fallas en plantas térmicas envejecidas, mantenimientos, escasez de combustible y lubricantes, la inactividad de parte de la generación distribuida y problemas de gestión que siguen agravando la situación.