El actor cubano Luis Alberto García criticó públicamente que el documental centrado en Pablo Milanés no haya sido programado en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y dejó entrever que la decisión estaría más relacionada con criterios políticos que con el valor cinematográfico de la obra.
En un mensaje compartido en Facebook, García lamentó que “Para vivir: el implacable tiempo de Pablo Milanés”, dirigido por Fabián Pisani Álvarez, quedara fuera de todas las secciones del evento. A su juicio, el contexto cultural del país hace difícil creer que se trate de una omisión inocente.
“Cuesta creer que detrás de la no inclusión del documental cubano no hubo censura y exclusión debido a razones ideológicas o políticas”, escribió el actor. Aunque aclaró que no integró el comité de selección, afirmó que sus “sospechas” se sostienen en experiencias acumuladas de marginación y prohibiciones dentro del cine y el teatro en Cuba.
En su publicación —que compartió junto a la productora Deymi D’Atri—, García señaló además que, en su opinión, las instituciones culturales suelen operar sin dejar rastros formales, pero con decisiones que encajan en una lógica conocida de control. “No puedo afirmar que fueron casos de censura monumental porque pruebas no tengo, pero luego de muchos años como actor y habiendo sufrido en carne propia desmanes, ninguneos y prohibiciones, tengo mis sospechas”, apuntó.
El intérprete afirmó que el documental desmonta lo que llamó la campaña de descrédito impulsada por comisarios culturales contra Milanés, a quien —según describió— han intentado etiquetar como “traidor” por sus críticas al sistema. “En un país donde todo se sabe, lo han dicho. Así piensan de un cubano enorme, más grande que todos ellos juntos”, expresó.
García aseguró que la película toca asuntos incómodos para la narrativa oficial, entre ellos las UMAP, el racismo, la censura relacionada con la Fundación Pablo Milanés y tensiones internas vinculadas a su último concierto en la Ciudad Deportiva. “Intuyo que precisamente porque el documental deja claro que Pablo fue un patriota excepcional, no pareció conveniente mostrarlo al público”, afirmó.
También reprochó lo que considera una práctica institucional de ocultamiento: “¡Qué manía esa de barrer la basura y esconderla bajo el sofá!”. Y añadió otra idea en tono de advertencia: “Lo que brilla con luz propia nadie lo puede apagar. Su brillo puede alcanzar la oscuridad”.
Para el actor, la censura cultural equivale a “el peor de los apagones”, una forma de distorsionar la vida pública que, a su entender, solo aplaza lo inevitable: que el público termine accediendo a obras que la oficialidad intenta limitar. “Más tarde o más temprano, los que residen en este archipiélago van a poder disfrutar del documental por la vía que sea”, aseguró.