Un niño de dos años fue atacado y casi devorado por un gigantesco hipopótamo en Uganda, pero en el último instante el animal lo escupió intacto y ahora el pequeño se recupera sin mayores complicaciones junto a su familia.
Cada año los hipopótamos matan en África a más 500 personas, por lo que el incidente ocurrido en las riberas del lago Edward ha sido considerado casi un milagro.
Paul Iga jugaba a unos 800 metros de la orilla cuando el animal lo agarró por la cabeza y comenzaba a tragarlo cuando un vecino de la zona lo confrontó a pedradas. Asustado, el hipopótamo regurgitó al pequeño Paul y buscó refugio en el agua, según el recuento de The Daily Telegraph. El niño resultó con algunas heridas y fue llevado a una clínica local, tras lo cual lo trasladaron a un hospital mayor. Tras recibir una vacuna contra la rabia los médicos lo enviaron de vuelta a casa y ahora se recupera sin mayores problemas.
La Policía de Uganda dijo que se trataba del primer incidente en que un hipopótamo abandona el lago Edward para atacar a un niño pequeño en tierra. Las autoridades han recomendado a los residentes que habitan en los límites del Parque Nacional Reina Isabel permanecer vigilantes frente a los hipopótamos.
“Se necesitó la valentía de Chrispas Bagonza, (el vecino) que estaba cerca para salvar a la víctima, al apedrear y asustar al hipopótamo”, celebró la policía ugandesa.
Cada año estos mamíferos anfibios de más de dos toneladas y media de peso, gigantescos colmillos y comportamiento altamente territorial se cobran medio millar de vidas en África, casi el doble que los cocodrilos del Nilo. Se les considera extremadamente agresivos y frecuentemente atacan a individuos y embarcaciones. Durante un ataque mortal en 2014 en Niger 13 personas murieron ahogadas cuando hipopótamos voltearon la embarcación en que viajaban.
Se estima que entre 115 mil y 130 mil hipopótamos viven hoy en ríos, lagos y pantanos de África, mayormente en grandes grupos comandados por machos alfas extremadamente protectores de su hábitat. Además de ataques a humanos, se han reportado frecuentes interacciones fatales con otros animales, incluyendo cocodrilos y búfalos.
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