Santiago de Cuba se encuentra en un estado de conmoción y dolor tras el paso del huracán Melissa, que dejó a su paso destrucción material, calles inundadas y hogares devastados. Las imágenes compartidas en redes sociales muestran casas derrumbadas, techos arrancados y familias enteras afectadas, reflejando la vulnerabilidad de la ciudad frente a fenómenos meteorológicos de esta magnitud.
La fuerza del viento y la lluvia dejaron al descubierto la fragilidad de muchas construcciones antiguas, mientras la población enfrenta la incertidumbre de no saber cómo recuperará lo perdido.
Entre los comentarios de los usuarios de Facebook, se refleja una mezcla de angustia, indignación y solidaridad. Algunos expresan su preocupación por la desolación que sufren los ciudadanos y la necesidad urgente de intervención humanitaria, advirtiendo que, con la situación sanitaria existente, las enfermedades podrían multiplicarse rápidamente.
Otros destacan la resiliencia y el espíritu colaborativo del pueblo cubano, confiando en que, con esfuerzo conjunto, se logrará la reconstrucción. Frases como “Poco a poco, con solidaridad, se logrará la reconstrucción” y “Juntos saldremos adelante y demostraremos nuestra fortaleza ante la adversidad” resumen esta esperanza colectiva.
También se refleja la indignación hacia la gestión gubernamental. Algunos usuarios lamentan que muchas familias nunca recuperarán sus hogares y denuncian la falta de acciones concretas frente a la emergencia. Al mismo tiempo, se percibe gratitud por la preservación de la vida, destacando que, a pesar del desastre, la vida sigue siendo lo más importante. Comentarios como “Lo material se recupera, lo importante son las vidas humanas” muestran una clara prioridad por la seguridad de las personas sobre los bienes materiales.
Además, la comunidad busca formas de apoyo y asistencia a los afectados. Preguntas sobre asociaciones, ayuda humanitaria y mecanismos de solidaridad reflejan la preocupación activa de quienes desean contribuir a aliviar el sufrimiento de los vecinos. Mientras tanto, se observa una creciente sensación de impotencia frente a la magnitud del desastre, reforzada por la precariedad de los servicios básicos, como electricidad y agua, que complican aún más la recuperación.
En medio de la devastación, el espíritu del pueblo santiaguero se mantiene firme. La mezcla de dolor, solidaridad y resiliencia deja claro que, a pesar de la tragedia provocada por Melissa, Santiago de Cuba luchará por levantarse y reconstruir sus hogares, apoyándose en la fuerza colectiva y la esperanza de días mejores.
Fotos: Saúl Manuel
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