La angustia se ha apoderado de una familia habanera tras la desaparición de Manuel Alejandro Merencio Díaz, un joven de 28 años con retraso mental moderado. Su hermana, Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecia, compartió en redes sociales un desesperado llamado de ayuda para dar con su paradero.
Según relató, Manuel Alejandro trabajaba en el municipio El Mariel y el pasado domingo un familiar avisó que había llegado a su casa en condiciones deplorables y sin dinero. Aquella persona lo asistió en lo que pudo, pero el joven se marchó nuevamente y desde ese momento no se ha sabido nada de él.
“Estamos desesperados sin saber noticias de él. Toda información es bienvenida. Por favor, si alguien lo ve, llamar al número 59567625”, escribió su hermana en el grupo Personas desaparecidas o perdidas en La Habana, donde cientos de usuarios han compartido mensajes de solidaridad, esperanza y oración.
Los comentarios se multiplican en redes: “Dios lo proteja y vuelva a su casa sano”, “Que el Señor ponga su mano y aparezca pronto”, “No debieron dejarlo ir solo, pobrecito”. La publicación refleja el drama humano que viven tantas familias cubanas cuando un ser querido desaparece sin dejar rastro.
En un país donde los recursos son limitados y los mecanismos de búsqueda resultan lentos o ineficaces, las redes sociales se han convertido en la principal herramienta para pedir ayuda, difundir fotos y mantener viva la esperanza.
Manuel Alejandro, según quienes lo conocen, es un muchacho noble y tranquilo. Su condición lo hace especialmente vulnerable ante la indiferencia y la inseguridad que hoy golpean a muchos sectores de la sociedad cubana. Su familia teme que haya sido víctima de algún abuso o que se encuentre perdido sin poder orientarse ni pedir auxilio.
Mientras tanto, el silencio oficial y la falta de respuesta de las autoridades aumentan la desesperación. La comunidad virtual, unida por la empatía, mantiene viva la fe. Cada comentario, cada “Amén”, cada mensaje de apoyo, es un recordatorio de que la solidaridad entre cubanos sigue siendo un refugio ante la incertidumbre.
La familia de Manuel Alejandro ruega que quienes tengan información se comuniquen de inmediato. Su esperanza es una sola: verlo regresar sano y salvo a casa.
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