El Aeropuerto Internacional "Ben Gurión", principal terminal aérea de Israel, cerró completamente sus operaciones en respuesta a la reciente escalada militar entre Israel e Irán. La medida fue anunciada por el Ministerio de Transporte israelí tras el bombardeo efectuado por Israel contra territorio iraní en la madrugada del 13 de junio.
Desde entonces, se ordenó la suspensión de todos los vuelos comerciales y el retiro inmediato de aeronaves civiles de las pistas, dejando una estampa inquietante de hangares vacíos y plataformas desiertas.
Las autoridades declararon la clausura del aeropuerto “hasta nuevo aviso” y han exhortado a los pasajeros a no acudir a las instalaciones. La decisión forma parte de un conjunto de acciones preventivas ante la posibilidad de represalias por parte de Irán, cuyo liderazgo ha condenado el ataque y prometido una respuesta contundente.
La cancelación total de vuelos en "Ben Gurión" es un reflejo inequívoco de la vulnerabilidad regional en medio de una guerra en expansión que no solo amenaza a los países directamente involucrados, sino también a la aviación civil internacional.
Además del cierre del aeropuerto, Israel ha decidido suspender temporalmente las operaciones en dos de sus tres principales plataformas de extracción de petróleo y gas, una medida adicional que subraya el nivel de alerta nacional. El ejército israelí ha elevado su nivel de preparación en todo el territorio, en tanto se mantiene el temor a ataques con misiles o drones.
La crisis también ha impactado de forma inmediata al tráfico aéreo europeo. Aerolíneas como Iberia y Air Europa han cancelado todos sus vuelos con destino a Tel Aviv. En el caso de Iberia, la suspensión afecta los itinerarios hasta principios de julio, mientras que Air Europa ha interrumpido su ruta Madrid-Tel Aviv por “motivos de seguridad y debido a la escalada bélica”. Otras compañías internacionales evalúan redirigir o cancelar vuelos hacia Israel o incluso hacia países vecinos como Jordania y Egipto, ante el temor de un conflicto regional mayor.
El cierre del Ben Gurión no es un simple evento logístico: es una señal clara del colapso temporal de una de las infraestructuras más estratégicas de Israel, afectando no solo la movilidad del país, sino también el equilibrio de una región al borde de una guerra a gran escala. En este contexto, la aviación comercial se convierte en un termómetro directo de la tensión geopolítica, y el silencio en los cielos de Israel anticipa un periodo de incertidumbre para el transporte internacional.
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