El béisbol, deporte nacional de Cuba, atraviesa una de sus etapas más críticas. El más reciente ejemplo se vivió en Santiago de Cuba, donde el equipo tuvo que suspender su entrenamiento matutino por la ausencia total de alimentos y meriendas para los jugadores.
La denuncia fue compartida por el periodista independiente Yosmany Mayeta, quien mostró imágenes que han generado indignación dentro y fuera del país.
Uno de los elencos que lucharán por el banderín en la venidera Serie Nacional y con una historia entre los grandes de esas competencias, tuvo que abandonar por falta de comida; es así, no hay de otra.
Ese día, lo único disponible para los peloteros fue un plato de arroz con coditos, sin rastro alguno de proteínas. Las porciones eran mínimas y claramente insuficientes para atletas que necesitan una dieta balanceada y nutritiva, capaz de sostener el esfuerzo físico que demanda el entrenamiento.
La noticia corrió rápidamente por redes sociales y los comentarios reflejan frustración y descontento. Muchos afirmaron que la falta de alimentación adecuada explica en parte el bajo rendimiento de los equipos nacionales.
“Es una vergüenza que un jugador de alto rendimiento tenga que entrenar casi en ayunas”, opinó un aficionado. Otros compararon la situación con la escasez en hospitales y escuelas, señalando que no existe prioridad ni para la salud ni para el deporte.
La crisis alimentaria se suma a problemas crónicos como la falta de transporte, uniformes y materiales deportivos, afectando a todas las provincias por igual.
El panorama no es alentador. Durante la Serie Nacional número 62, un partido entre Cienfuegos y Sancti Spíritus se interrumpió porque los Elefantes se quedaron sin bates.
El encuentro solo pudo continuar gracias a tres bates personales prestados, lo que dejó al descubierto las carencias estructurales de un sistema deportivo que alguna vez fue motivo de orgullo internacional.
“Los problemas no son de ahora, pero cada día empeoran”, expresó un fabricante privado de bates, quien señaló la mala gestión económica y la burocracia como principales obstáculos para adquirir madera y producir implementos. La situación se repite también con las pelotas, escasas por retrasos en los envíos y pérdidas en medio de los partidos.
Mientras tanto, las autoridades deportivas guardan silencio. No han ofrecido explicaciones ni soluciones concretas ante la suspensión del entrenamiento en Santiago.
Ese silencio oficial contrasta con las decenas de comentarios de aficionados que exigen medidas urgentes. Para muchos, el arroz con coditos no es solo un reflejo de la precariedad, sino el símbolo de un deporte que se desmorona bajo el peso de la escasez y la falta de gestión.
Fuente: Periódico Cubano
Suecia traslada su “iglesia más bella” cinco kilómetros en una proeza histórica (Video)
Hace 2 horas
Migrantes cubanos enfrentan arresto y posible deportación por delitos graves en EE. UU.
Hace 3 horas