La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) ha propuesto un cambio que podría afectar a millones de pasajeros en Estados Unidos: un cobro de 18 dólares para quienes intenten abordar un vuelo nacional sin un REAL ID o pasaporte. La medida forma parte de un plan más amplio para modernizar la verificación de identidad en los aeropuertos del país.
La propuesta, que será publicada en el Registro Federal esta semana para iniciar el periodo de comentarios públicos, establece que los viajeros sin la identificación exigida deberán pasar por un sistema de quioscos biométricos destinados a confirmar su identidad antes de acceder al punto de inspección.
Según la TSA, esta tarifa ayudaría a financiar el nuevo sistema tecnológico, que promete agilizar los controles y fortalecer la seguridad. El pago permitiría al pasajero utilizar este método alternativo por un período de 10 días, evitando tener que pagar nuevamente si viaja dentro de ese tiempo.
La implementación del REAL ID, una ley aprobada en 2005 tras los ataques del 11 de septiembre, ha sufrido años de retrasos. Finalmente, el Departamento de Seguridad Nacional comenzará a exigirlo para vuelos domésticos a partir de mayo de 2025. Las licencias compatibles incluyen una estrella en la parte superior derecha, lo que las distingue de las credenciales tradicionales.
Un portavoz de la TSA señaló a ABC News que este paso representa “un avance más en el cumplimiento de una normativa que lleva dos décadas en espera”, y aseguró que la agencia continúa trabajando con aliados del sector para “mantener la seguridad y la eficiencia en los aeropuertos”. También adelantó que se ofrecerán más detalles próximamente.
La TSA explicó que, si un pasajero llega al control sin un REAL ID ni un pasaporte, podrá utilizar un sistema denominado "programa modernizado de verificación de identidad alternativa". Este método combinará datos biométricos y biográficos para intentar confirmar la identidad del viajero.
No obstante, la agencia advierte que este proceso no garantiza que la persona pueda continuar hacia la zona de embarque. Es posible que algunos usuarios deban someterse a revisiones adicionales e, incluso, que se les niegue el acceso si la verificación no es concluyente.
El objetivo, sostiene la TSA, es reemplazar el sistema actual —más lento y manual— por uno automatizado que reduzca tiempos de espera y mejore la confiabilidad del proceso. La tarifa busca compensar los costos de instalación, operación y mantenimiento de la nueva tecnología.
La propuesta también aclara que los 18 dólares no serán reembolsables, aunque permitirán usar la verificación biométrica en múltiples viajes durante 10 días consecutivos.
Fuente: ABC News
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