En medio del creciente clima de inseguridad que se vive en Cuba, especialmente con el aumento de los robos a viviendas, un nuevo caso ha salido a la luz desde el reparto Santa Marta, en el municipio de Cárdenas, Matanzas. La información fue divulgada por el portal oficialista Con Todos La Victoria, un sitio estrechamente vinculado a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) que suele destacar las acciones de las fuerzas del orden en el país.
Según el reporte, Julio Felipe Domínguez Torres fue detenido recientemente por las autoridades tras ser identificado como el presunto autor del robo de 130 mil pesos cubanos que se encontraban en una caja fuerte dentro de una vivienda donde él mismo realizaba trabajos de albañilería. El acusado, valiéndose de la confianza del dueño de la casa, accedió al dinero utilizando la propia llave del denunciante, lo que pone en evidencia la facilidad con la que personas inescrupulosas pueden aprovechar cualquier oportunidad para apropiarse de lo ajeno.
El hecho fue resuelto rápidamente, según indica la publicación, gracias al “actuar de las autoridades”, un enfoque común en los reportes de Con Todos La Victoria, que suelen presentar estos arrestos como una victoria del orden público. Sin embargo, detrás de la detención queda en evidencia un problema de fondo mucho más preocupante: el incremento constante de los delitos contra la propiedad y la variedad de métodos que emplean los delincuentes en Cuba para cometer robos, fraudes o estafas.
En los últimos meses, los reportes de hurtos, asaltos e incluso robos con violencia han aumentado, tanto en zonas urbanas como rurales, afectando a familias y negocios. Lo más alarmante es que los delitos no solo son cometidos por desconocidos, sino también por personas cercanas a las víctimas, como trabajadores domésticos, vecinos o conocidos, lo que genera un ambiente de desconfianza generalizada.
El caso de Santa Marta refleja cómo la precariedad económica y la falta de oportunidades están alimentando un panorama delictivo en el que cualquier modalidad parece válida para quienes, sin escrúpulos, buscan obtener beneficios a costa del esfuerzo ajeno. El robo no fue fruto de una irrupción violenta, sino del acceso directo y premeditado al dinero por parte de alguien que debería haber sido de confianza, lo que lo hace aún más alarmante.
Este incidente en Santa Marta es solo uno más dentro de una cadena de delitos que deja claro que, en Cuba, la inseguridad se ha vuelto parte de la vida diaria, y que el ingenio delictivo de algunos ciudadanos no conoce límites cuando se trata de sobrevivir o sacar ventaja en medio de la crisis.
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