El pan, uno de los alimentos más básicos en la dieta del cubano promedio, se ha convertido en un producto difícil de adquirir tanto por su precio como por su escasez. Según el más reciente informe de la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba (ONEI), durante abril de 2025 el pan redondo suave no normado (80 gramos) alcanzó un precio récord de 60 pesos cubanos (CUP) en Santiago de Cuba, la cifra más alta del país. En contraste, el precio mínimo fue de 18 CUP en Ciego de Ávila, revelando profundas diferencias regionales en el acceso a este producto esencial.
En La Habana, los precios fluctuaron entre 21,42 y 58,33 CUP por unidad, con una notable dispersión incluso dentro de la misma provincia. Matanzas fue la única región que mantuvo un precio único de 39 CUP, mientras que en Cienfuegos y Villa Clara se reportaron valores que también superaron los 50 CUP. Aunque provincias como Holguín, Las Tunas y Guantánamo mostraron precios más contenidos, el costo del pan sigue siendo elevado en relación con los salarios promedio del país.
Los datos provienen del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en el mercado no estatal y reflejan el esfuerzo del gobierno por dar a conocer estadísticas oficiales, aunque el contexto en el que se publica este informe es especialmente crítico. La escasez de harina de trigo ha obligado a múltiples provincias a racionar la entrega de pan normado y a recurrir a ingredientes alternativos como el boniato, la yuca y la calabaza para su elaboración, lo que repercute directamente en la calidad del producto.
En Cienfuegos, por ejemplo, se han introducido precios de hasta 150 CUP por una pieza de 200 gramos, como respuesta al incremento de los costos de producción. En Guantánamo, el pan normado se distribuye únicamente a menores de 13 años y a instituciones sociales, mientras que el pan liberado ha visto un aumento acelerado de precio, haciendo aún más difícil su adquisición para el ciudadano promedio.
En Santiago de Cuba, donde se reportó el precio máximo nacional, las quejas ciudadanas por el alza especulativa en el mercado informal fueron tan intensas que llegaron a motivar protestas en marzo, sin que hasta ahora se haya observado una regulación efectiva por parte del Estado.
La población cubana enfrenta una situación límite: los precios altos, el racionamiento y la baja calidad del pan han provocado un descontento generalizado, especialmente en un entorno de salarios estancados y una inflación desbordada. Según cifras oficiales, el salario medio mensual en Cuba ronda los 5,839 CUP, equivalentes a aproximadamente 16 dólares al cambio informal, lo que deja a muchas familias con serias dificultades para adquirir productos básicos como el pan.
En ausencia de medidas estructurales y sostenidas que garanticen la producción estable y el acceso equitativo, la tendencia apunta a un deterioro progresivo de las condiciones de vida, sobre todo entre los sectores más vulnerables.
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