La reconocida actriz cubana Miriam Mier Vidal ha reaparecido recientemente en redes sociales, no por un nuevo rol en la escena artística, sino gracias a un gesto de solidaridad que ha conmovido a muchos. Tras años alejada del foco mediático, la intérprete fue sorprendida con un andador, obsequio entregado por el ciudadano Elio Lázaro García Noa en un emotivo encuentro ocurrido en la bodega «La Victoria», ubicada en la intersección de D y 27, en el barrio habanero de El Vedado.
“Hoy fue sorprendida con un regalo muy necesario para su condición actual de salud”, compartió García Noa junto al video en Facebook, donde se aprecia a una Miriam visiblemente agradecida, caminando con el apoyo de su nuevo andador.
“Muy agradecida”, dijo la actriz con una sonrisa sincera que refleja su habitual calidez. “Verdadero placer, gloria a Dios”, añadió, provocando una oleada de emociones entre quienes presenciaron el noble momento.
Nacida en los años 40, Miriam Mier Vidal forma parte del legado imprescindible del arte cubano. Su vocación artística surgió desde la infancia, como confesó en la serie documental Unos minutos en la vida de…, dirigida por Carlos Collazo: “Mi mamá fue feliz viéndome cantar, actuar, porque ella se vio realizada en mí”. Esa pasión la llevó a debutar en televisión en 1953, en el programa infantil Las Estampas de Chichí, dando inicio a una carrera marcada por la versatilidad.
Entre las anécdotas de sus inicios destaca su participación en comerciales de medias: sus pies, demasiado delgados para el producto, requerían relleno para lograr una imagen adecuada ante las cámaras. A los 14 años, ingresó al sistema de suplentes en la emisora CMQ, esperando horas por una oportunidad hasta que, en 1961, una ausencia imprevista cambió su destino.
“Recuerdo que un día falló una actriz llamada Griselda Nogueras, quien hacía el protagónico de la telenovela Bajo el cielo de Argelia, que estaba en aquel momento en su apogeo, y me llamaron para reemplazarla”, relató Mier sobre el papel que la catapultó como actriz principal. “Me las vi negras porque no estaba preparada para hacerlo, pero con la ayuda de grandes actores como Alberto González Rubio, Hadita Béjar y Gina Cabrera, conseguí sacar adelante un personaje histórico llamado Yamila, que representaba a una guerrillera perseguida y torturada; fue difícil, pero poco a poco reconquisté al público”, rememoró.
Formada en solfeo, ballet, baile español, piano e Historia del Arte, su preparación artística fue rigurosa. Fue alumna de maestros como Fela Jar, Enrique Santiesteban y Nilda Collado, y esa base se reflejó en una carrera llena de registros distintos. Entre las décadas de 1960 y 1980, su rostro fue habitual en la televisión, participando en al menos 18 producciones. Muchos la recuerdan por su papel en Los Vikingos (1966), como la novia de Leif Eriksson, y en La máscara roja (1979), donde dio vida a Ivonne.
También brilló en adaptaciones teatrales como Las brujas de Salem de Arthur Miller, en la que interpretó a Abigail Williams bajo la dirección de José Luis Garriga, compartiendo escena con Raquel Revuelta. “Nosotros tuvimos que, a fuego, hacer la televisión, contra viento y marea. A veces no teníamos ni aire acondicionado y hacíamos novelas de Rusia, con aquellos ropajes y abrigos, y empezábamos a sudar. Lo hacíamos con amor, cariño y respeto”, recordó Mier con nostalgia sobre aquellos años pioneros.
Durante los años 70 y 80 fue figura clave en el auge de las series policiacas cubanas, con títulos como En silencio ha tenido que ser (1979) y Para empezar a vivir (1980), donde interpretó a dos personajes: Lidia y Raquel, esta última como agente encubierta. “Uno de los seriales para televisión más transcendentes y populares, por el casting y tema que trataba: la mujer cubana en la Seguridad del Estado”, comentó en una entrevista de 2017.
Su vínculo con la radio fue igualmente profundo. Desde 1980 hasta 2002 trabajó en Radio Progreso, donde prestó su voz a personajes icónicos como la princesa Aura en Un capitán de 15 años, además de protagonizar radionovelas como Mercado de almas y Cuando la vida vuelve. “Prefiero la radio, aunque la considero muy difícil, pues de lo único que puede valerse el actor es de su voz”, confesó.
Su última aparición televisiva fue en la telenovela A pesar de todo, a inicios de los 2000. Posteriormente, lejos del mundo artístico, se reinventó profesionalmente. “Llegué a ejercer como auditora de una cafetería”, contó en 2020 a Carlos Collazo, en un testimonio de resiliencia y capacidad de adaptación.
En 2019, fue reconocida con el Premio Nacional de Televisión, junto a grandes figuras como Odalys Fuentes, Luis Rielo y Mario Balmaseda, consolidando su lugar en la historia del medio en Cuba.
La reciente escena captada en El Vedado no solo ha devuelto su imagen al ojo público, sino que también ha permitido a nuevas generaciones descubrir a una artista cuya trayectoria simboliza el espíritu de entrega de toda una época. El noble gesto de Elio Lázaro García Noa sirvió no solo para mejorar su calidad de vida, sino también para recordar la huella imborrable que Miriam Mier Vidal ha dejado en la memoria cultural del país.
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