Marcos Portal León fue, sin lugar a dudas, una de las figuras más destacadas de la administración pública cubana de finales del siglo XX y principios del XXI. Durante más de veinte años lideró el Ministerio de la Industria Básica, un organismo clave que supervisaba sectores vitales como la electricidad, el petróleo, la minería y la infraestructura industrial que sostenía el aparato económico del país. Sin embargo, su visión técnica y sus advertencias sobre la fragilidad del sistema energético se encontraron con la intransigencia de los líderes políticos de la época.
En pleno Período Especial, cuando la Isla sufría una crisis económica y energética sin precedentes, Portal identificó la urgencia de modernizar las plantas obsoletas y de planificar a largo plazo la construcción de nuevas centrales termoeléctricas. Sus recomendaciones no eran meras sugerencias; eran planes estratégicos fundamentados en análisis técnicos detallados que podrían haber prevenido los apagones estructurales que hoy siguen afectando a millones de cubanos.
A pesar de la claridad de sus argumentos, sus propuestas fueron sistemáticamente ignoradas. La prioridad no era el bienestar de la población ni la sostenibilidad de la infraestructura, sino mantener el control político y preservar proyectos ideológicos costosos. En 2004, en medio de una serie de apagones críticos, Portal fue destituido bajo el pretexto de “errores de gestión”. Para muchos, su salida simbolizó la resistencia del poder a escuchar la razón cuando esta chocaba con sus intereses.
Quienes trabajaron con él destacan no solo su conocimiento técnico, sino también su liderazgo humano. Impulsó la capacitación de sus equipos, promovió la salud y el bienestar de los trabajadores y creó estructuras que fomentaban el compromiso y la eficiencia. Ingenieros y especialistas recuerdan su valentía y visión, así como la injusticia de su destitución.
Hoy, la situación energética de Cuba refleja las consecuencias de aquellas decisiones: un sistema envejecido, promesas incumplidas y apagones constantes que afectan a la vida diaria de la población. La historia de Marcos Portal León no es solo la de un ministro brillante que fue ignorado; es un ejemplo de cómo la obstinación del poder puede sobreponerse a la lógica y al conocimiento, dejando a todo un país pagando las consecuencias.
Fuente: News 360
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