Desde este viernes 26 de diciembre entró en vigor una nueva normativa del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) que amplía de forma significativa la recolección de datos biométricos a todos los extranjeros que entren o salgan del país, sin importar la vía utilizada: aérea, terrestre o marítima.
La medida, anunciada oficialmente en noviembre pasado, elimina varias exenciones que hasta ahora beneficiaban a determinados grupos de viajeros, como algunos diplomáticos, visitantes canadienses y personas en rangos específicos de edad. Con la nueva regla, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) queda autorizada a recopilar datos biométricos —principalmente fotografías faciales y, en algunos casos, huellas dactilares— en aeropuertos, cruces fronterizos terrestres, puertos marítimos y otros puntos de salida autorizados.
Uno de los cambios más relevantes es que la normativa ya no se limita a programas piloto, sino que se extiende de manera permanente a todas las modalidades de transporte, incluyendo aviones privados, salidas por mar, entrada y salida de vehículos y peatones. Además, se elimina la exención por edad, permitiendo el uso del reconocimiento facial en menores de 14 años y adultos mayores de 79, quienes anteriormente estaban excluidos de este tipo de controles.
Según explicó Hilton Beckham, subcomisionada de Asuntos Públicos de la CBP, la norma “modifica las regulaciones del DHS para establecer que puede exigirse la fotografía de todos los extranjeros al entrar o salir de los Estados Unidos”. Por su parte, Diane J. Sabatino, alta funcionaria de la CBP, calificó la medida como un “hito importante” en la implementación del sistema biométrico de entrada y salida, destacando que el aumento de fondos permite ampliar el uso de tecnología avanzada de verificación de identidad.
El DHS sostiene que el objetivo principal de la normativa es reforzar la seguridad nacional. Entre las amenazas citadas para justificar la medida figuran el terrorismo, el uso fraudulento de documentos de viaje, la sobrestadía de visitantes y la entrega de información falsa o incompleta por parte de viajeros. Asimismo, el sistema permitirá confirmar con mayor precisión la identidad de los extranjeros que solicitan ingreso a EE. UU. y verificar su salida efectiva del país.
La regla afecta a todos los no ciudadanos, incluidos residentes permanentes legales, trabajadores temporales, menores de edad y personas mayores. Paralelamente, ha generado críticas por parte de organizaciones defensoras de derechos civiles, que expresan preocupación por el manejo de los datos recopilados, el tiempo de conservación de la información y los posibles errores o malentendidos derivados del uso del reconocimiento facial.
Este endurecimiento de los controles migratorios se suma a una propuesta presentada recientemente por la CBP que contempla exigir a los viajeros que ingresen bajo el programa ESTA la revisión de hasta cinco años de su historial en redes sociales. De aprobarse, esta medida afectaría a ciudadanos de 42 países que actualmente pueden viajar a Estados Unidos sin visado por estancias de hasta 90 días.