La Aduana General de la República informó este fin de semana sobre la detección de un caso de presunto consumo y traslado de drogas en el Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana, un hecho que volvió a activar las alarmas sobre el creciente intento de mover sustancias ilícitas a través de la principal terminal aérea del país.
El Vicejefe Primero de la Aduana, Wiliam Pérez González, detalló en su cuenta en la red social X que el pasajero, con destino a Panamá, transportaba picadura de marihuana, turrones elaborados con hachís y diferentes tipos de parafernalia asociada al consumo de estas sustancias. Junto a ello, también llevaba propaganda que, según la autoridad aduanera, promovía o incitaba al uso de marihuana.
Las autoridades no ofrecieron la identidad del viajero ni otros detalles sobre su situación legal, pero sí destacaron que el hallazgo se produjo durante un control rutinario, lo que —a juicio de la institución— demuestra la “capacidad de descubrimiento” de sus oficiales en el enfrentamiento al tráfico y consumo de drogas.
Pérez González aseguró que este caso es un ejemplo del compromiso gubernamental con la política de “tolerancia cero” frente a los estupefacientes, un discurso reiterado por el Estado cubano en sus reportes oficiales. En los últimos meses, la Aduana y el Ministerio del Interior han publicado con más frecuencia notas sobre incautaciones o detecciones de viajeros que intentan entrar o salir del país con pequeñas cantidades de sustancias prohibidas, en un contexto regional donde la movilidad aérea se ha convertido en una vía recurrente para el microtráfico.
Aunque el Gobierno insiste en que Cuba no es un país productor ni un mercado significativo de drogas, las operaciones divulgadas evidencian que los aeropuertos se han convertido en uno de los puntos más sensibles para las autoridades, que temen el incremento de intentos individuales de transportar cannabis, hachís u otras sustancias, especialmente en vuelos hacia destinos como Panamá, México o Nicaragua.
El caso también resalta la tendencia creciente de viajeros que intentan mover productos derivados del cannabis bajo la percepción —común en otros países— de que su penalización ha disminuido. Sin embargo, la legislación cubana es categórica: tanto la tenencia como el traslado de marihuana o derivados se consideran delitos graves, incluso cuando se trata de cantidades pequeñas o destinadas al consumo personal.
El reporte aduanero fue acompañado por etiquetas como #ContraLasDrogasSeGana y #ToleranciaCero, parte de la campaña institucional para mostrar mano dura ante cualquier manifestación vinculada a estupefacientes, en un momento en que la población enfrenta múltiples crisis y en el que el Gobierno intenta mantener la narrativa de control interno.
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