En la comunidad de la Carretera El Lucero, km 1 ½, en la finca "Las Delicias", los vecinos enfrentan una grave situación: ¡llevan ya 54 días sin recibir agua potable! A pesar de múltiples denuncias y gestiones realizadas en las distintas instancias municipales, la problemática persiste sin solución.
La respuesta de la delegada del Consejo Popular “La Solita”, Ana Gloria, ha sido de completa indiferencia, incluso desprecio hacia quienes la eligieron para representarlos. Este caso no es aislado. En muchas localidades, la función de los delegados y representantes populares debería ser la de gestionar recursos, mediar en conflictos y garantizar el bienestar de la comunidad.
Sin embargo, cuando estos funcionarios ignoran sus responsabilidades o priorizan intereses personales, el resultado es un abandono que afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos.
Por ejemplo, en el municipio Arroyo Naranjo, también en La Habana, se han reportado similares fallas en el servicio de agua, donde la falta de gestión ha profundizado la crisis sanitaria y social. Estudios de organizaciones como Transparency International resaltan que la corrupción y la falta de responsabilidad de los funcionarios públicos son uno de los principales obstáculos para el desarrollo sostenible en países con gobiernos centralizados.
La actitud de la delegada Ana Gloria, quien manifestó que “no tenía nada que ver con eso” cuando un vecino acudió a buscar una solución, refleja la desconexión entre la población y sus representantes. Los vecinos se preguntan legítimamente para qué existe un cargo si no se defiende ni se representa a quienes lo eligieron.
El agua potable es un derecho básico y esencial para la vida. La ausencia prolongada del servicio durante 54 días es una emergencia que pone en riesgo la salud y el bienestar de la comunidad de “Las Delicias” y de todo el Consejo Popular “La Solita”.
La falta de acceso al agua afecta no solo la higiene y la salud, sino también la posibilidad de desarrollar actividades cotidianas básicas. En contextos similares, la ONU ha insistido en la importancia de garantizar el acceso universal al agua potable para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La crisis actual contradice estas recomendaciones internacionales y refleja un problema de gestión local y nacional.
El reclamo de los vecinos no solo es por el agua, sino por un trato digno y soluciones efectivas. La indiferencia y la falta de responsabilidad de las autoridades generan descontento, malestar y una pérdida de confianza en las instituciones. En Cuba, los movimientos ciudadanos han usado las redes sociales para visibilizar estas problemáticas, bajo etiquetas como #54DíasSinAgua y #AguaEsVida, exigiendo mayor transparencia y compromiso.
Ante esta situación, la presión social y el reclamo constante pueden ser motores de cambio. Organismos internacionales y expertos en gobernanza coinciden en que la participación activa y organizada de la comunidad es fundamental para exigir rendición de cuentas y mejores servicios públicos.
El pueblo de “Las Delicias” y “La Solita” demanda no solo agua potable, sino también respeto, atención y soluciones inmediatas. No es aceptable que una comunidad quede desamparada por la inacción de sus representantes.
Fuente: La Tijera
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