Trabajadores de la Empresa de Mantenimiento Constructivo Santiago 2, ubicada en San Germán entre Corona y Rastro, en la ciudad de Santiago de Cuba, denuncian que llevan tres meses sin recibir el pago de sus salarios, pese a continuar laborando y a las presiones constantes para cumplir con las tareas asignadas. La información fue dada a conocer por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, quien ha documentado el caso a partir de testimonios directos de los empleados afectados.
Según relataron los propios trabajadores, la dirección de la empresa solicitó un préstamo bancario que, de acuerdo con la versión oficial, fue utilizado para la compra de materiales de construcción. Sin embargo, el dinero destinado a los salarios nunca llegó a manos de los obreros, quienes aseguran no haber recibido explicación clara ni una fecha concreta de pago.
“Ya son tres meses trabajados y no pagados. Uno tiene familia y no se puede contar con eso”, expresó uno de los empleados, reflejando la angustia que atraviesan decenas de hogares que dependen exclusivamente de ese ingreso para subsistir. En un contexto de inflación, escasez de alimentos y servicios básicos colapsados, la falta de salario agrava una situación ya crítica.
De acuerdo con Mayeta, las quejas internas no han tenido respuesta, y los trabajadores continúan siendo exigidos como si la situación fuera normal. La incertidumbre se ha convertido en rutina: trabajar sin cobrar, acumular deudas y enfrentar el día a día sin garantías mínimas.
El caso expone una práctica cada vez más frecuente dentro del sistema estatal cubano: exigir producción sin asegurar el pago oportuno, trasladando el peso de la mala gestión administrativa a quienes viven de su trabajo diario. Mientras el discurso oficial apela al “sacrificio” y a la “resistencia”, en la práctica el trabajador es obligado a sostener empresas improductivas sin recibir su salario, una violación elemental de derechos laborales.
La situación también evidencia la ausencia de mecanismos efectivos de control y rendición de cuentas. No hay sanciones visibles para los responsables, ni transparencia sobre el uso de los recursos, mientras los obreros cargan con las consecuencias.
Este caso, lejos de ser aislado, retrata una realidad extendida en Cuba: trabajar ya no garantiza cobrar, y el salario, cuando llega, lo hace tarde y devaluado, dejando a miles de familias al borde de la supervivencia.