Imagen tomada de Diario de Cuba
En Nueva Jersey, un grupo de cubanos exiliados ha encontrado una forma singular de articular solidaridad, activismo y cultura. Bajo el nombre de Cuba Libre Social Club, la iniciativa organiza encuentros mensuales con el doble objetivo de recaudar fondos para familias de presos políticos en Cuba y fortalecer los lazos de la comunidad en el exilio.
Lejos de los formatos tradicionales de las organizaciones humanitarias, el proyecto apuesta por cenas y fiestas donde la música, la comida y la conversación se convierten en herramientas para sostener una ayuda sistemática. Los encuentros se celebran el segundo viernes de cada mes y, según los organizadores, han logrado mantenerse activos por más de un año, ampliando gradualmente su alcance.
La activista y curadora Meyken Barrero, una de las organizadoras, explicó que la idea surgió de manera espontánea y está profundamente ligada a la experiencia del exilio. “Cuba Libre Social Club es una iniciativa bastante espontánea, originalmente idea de Armando Álvarez, hijo de un preso político”, indicó. Álvarez llegó al exilio tras la ofensiva represiva posterior a la ocupación de la Embajada de Perú y el éxodo del Mariel.
Barrero recordó que, en esas reuniones informales, surgía de manera recurrente la inquietud de cómo ayudar a quienes permanecen en Cuba. De esos intercambios nació la idea de organizar un evento que mantuviera el carácter festivo pero con un objetivo concreto: visibilizar y apoyar a familias de presos políticos y recaudar fondos para aliviar su situación económica.
El nombre del proyecto, Cuba Libre Social Club, fue sugerido por el escritor Enrique del Risco, buscando reflejar tanto el espíritu patriótico como el carácter festivo de la iniciativa. Con el tiempo, el proyecto se ha ido estructurando sin perder su espíritu comunitario. La historiadora de arte y activista Anamely Ramos destacó que uno de los ejes fundamentales es el acompañamiento sostenido a las familias.
Actualmente, la iniciativa apoya más de 30 familias cada mes, priorizando los casos de mayor vulnerabilidad. La artista plástica Camila Lobón indicó que la selección de los casos responde a criterios de urgencia y que, por razones de seguridad, algunos permanecen anónimos.
Además del apoyo económico, el proyecto tiene un componente simbólico. Como resumió Ramos: “El centro del proyecto es que se puede hacer patria con alegría”. La idea es combinar la ayuda con un sentido de placer y comunidad, consolidando los vínculos entre cubanos dentro y fuera de la Isla.
Paralelamente, el Cuba Libre Social Club ha desarrollado una plataforma digital que permite ampliar su alcance. La web y los perfiles en redes sociales ofrecen información sobre algunas familias acompañadas y facilitan que interesados puedan apoyar directamente a una familia específica.
Aunque el proyecto no busca formalizarse, sus organizadores consideran que la experiencia puede servir de referencia para otras comunidades cubanas en el exilio, demostrando que la solidaridad también puede ser festiva y cercana.
Denuncia ciudadana en Güines expone deficiente trabajo de la Empresa Eléctrica (Video)
Hace 23 horas