Cuba atraviesa una de las crisis sanitarias más graves de las últimas décadas, marcada por una epidemia simultánea de enfermedades virales transmitidas por mosquitos y un sistema de salud profundamente deteriorado. Así lo documenta un extenso reportaje publicado por BBC News, que recoge testimonios desde la isla y describe un escenario de hospitales colapsados, escasez extrema de medicamentos y una población obligada a enfrentar la enfermedad prácticamente sola.
“Parece una ciudad de zombis”, escribió en redes sociales la periodista cubana Yirmara Torres Hernández al describir la situación en Matanzas, una frase que BBC News retoma para ilustrar el impacto físico visible del brote: personas encorvadas, con dolores intensos y dificultades para moverse, producto de fiebres altas, inflamación articular, vómitos, diarreas y erupciones en la piel.
Según el propio gobierno cubano y datos de la Organización Mundial de la Salud y la OPS, en la isla circulan al mismo tiempo dengue, chikungunya y el virus oropouche, a los que se suman otros virus respiratorios, incluida la covid-19. Para la población, sin embargo, todo se resume en una sola amenaza cotidiana: “el virus”.
BBC News advierte que esta epidemia se desarrolla en el peor momento posible. La falta de medicamentos básicos, la ausencia de pruebas diagnósticas y el deterioro de hospitales y policlínicos han llevado a muchos cubanos a evitar acudir a centros médicos, incluso cuando presentan síntomas severos. La automedicación en casa, con analgésicos conseguidos en el mercado informal o enviados desde el exterior, se ha convertido en la única opción para miles de familias.
Hansel, un ingeniero habanero de 31 años citado por BBC News, relata cómo comenzó con un dolor repentino en la rodilla hasta quedar casi inmovilizado. Luego llegaron la fiebre de hasta 39 grados, los dolores generalizados y un sarpullido que cubrió su cuerpo. “Era como despertar convertido en un anciano”, describe. Un mes después, aún sufre secuelas en las manos, hombros y espalda baja.
Casos similares se repiten en todo el país. Silvia, nombre ficticio usado para proteger su identidad, cuenta que su madre y su abuela en Pinar del Río llevan días postradas en cama, con temblores, fiebre alta y dolores articulares insoportables. No saben con certeza qué virus padecen. Tampoco han ido al hospital. “No hay condiciones, no hay diagnóstico, no hay medicamentos”, resume.
Las cifras oficiales reconocen al menos 47 muertes, pero expertos independientes y activistas citados por BBC News sostienen que el número real podría ser mucho mayor, debido al subregistro y a la práctica de atribuir los fallecimientos a otras causas. Un profesor universitario de La Habana aseguró conocer varios decesos recientes, sobre todo entre personas mayores, ocurridos sin una atención médica adecuada.
El Ministerio de Salud Pública informó recientemente que los casos de chikungunya aumentaron un 71% en solo una semana, y la OPS contabiliza casi 26.000 contagios. Sin embargo, la magnitud real del brote es desconocida, porque muchos enfermos nunca son diagnosticados oficialmente.
BBC News subraya que el colapso sanitario no es un fenómeno aislado, sino parte de la crisis estructural que vive el país. Hospitales desabastecidos, equipos inservibles, salas sin condiciones higiénicas y una fuga masiva de médicos —que han emigrado en los últimos años— han dejado al sistema al borde del colapso. Los profesionales que permanecen trabajan bajo una presión extrema, con salarios que rondan los 30 dólares mensuales al cambio real.
A este escenario se suman factores que favorecen la propagación de los mosquitos: apagones prolongados que impiden usar ventiladores, escasez de agua que obliga a almacenarla, y acumulación de basura en barrios donde la recogida es irregular. “Si no hay corriente, los mosquitos entran y te pican”, resume Hansel con crudeza.
Aunque la OMS/OPS asegura que las autoridades cubanas han implementado medidas de vigilancia y control vectorial, BBC News señala que el impacto real de estas acciones es limitado frente a la magnitud de la crisis.
Más allá de las muertes, otra preocupación creciente son las secuelas a largo plazo. Dolores persistentes, inflamación crónica y limitaciones físicas continúan afectando a muchos pacientes semanas o meses después de haber superado la fase aguda.
En la Cuba actual, concluye BBC News, la epidemia viral no solo revela la fragilidad del sistema de salud, sino también el agotamiento de una población que enfrenta enfermedad, escasez y abandono institucional en silencio, dentro de sus propias casas.