La influencer cubana Samantha Espineira, residente en Miami, decidió enfrentar públicamente una controversia que ha escalado en redes sociales y que, más allá del chisme digital, toca fibras políticas sensibles para la comunidad cubana dentro y fuera de la Isla. Acompañada de sus abogadas, Espineira reapareció en video para desmentir de forma categórica las declaraciones de Sandro Castro, nieto del fallecido dictador Fidel Castro, quien aseguró haber mantenido una relación con ella en Cuba.
Desde el inicio de su mensaje, la creadora de contenido dejó claro que no se trataba de una polémica banal. “Hace unos días me vi envuelta en una situación que toca temas políticos y tiene que ver con mi país, un país que siempre he defendido, y no quiero que me vinculen para nada con ninguna persona asociada a la dictadura”, afirmó.
Espineira explicó que el contacto entre ambos se remonta a 2019, cuando Castro obtuvo su número de WhatsApp. Según relató, en aquel entonces ella desarrollaba un proyecto de fiestas junto a su pareja de ese momento, y Sandro Castro se acercó con la intención de hacer negocios en el bar EFE Bar, en La Habana. “Nosotros nos negamos”, puntualizó, descartando cualquier relación profesional o personal posterior.
La controversia estalló días atrás, cuando Castro le mencionó que había publicado un contenido “de humor”, sin detallar su naturaleza. Espineira asegura que no fue consciente de su alcance hasta que comenzó a circular un video en el que él afirmaba haberse acostado con ella. “Cuando sale ese video, yo le reclamo, y él me dice que de qué influencer iba a hablar si yo soy la más polémica”, contó.
La influencer negó rotundamente las afirmaciones. “Que tuvo algo conmigo es mil porciento falso. Yo estaba en una relación con otra persona durante siete años, con la que salía a todas partes”, declaró, subrayando que nunca existió ningún vínculo íntimo entre ambos.
Durante la comparecencia, una de sus abogadas recordó que existe una diferencia legal clara entre la opinión y la difusión de hechos falsos. Cuando se atribuyen conductas que no ocurrieron, explicó, se incurre en difamación, lo que abre la puerta a posibles acciones legales por daños a la imagen y la reputación.
Lejos de retractarse, Sandro Castro respondió desde sus redes sociales con un tono provocador y descalificador. En varias historias de Instagram, acusó a Espineira de intentar ganar visibilidad a su costa y amenazó con mostrar conversaciones privadas. “Si enseño los chats, no sé qué carátula vas a tener”, dijo.
El nieto del dictador insistió en que era ella quien lo buscaba cuando visitaba su bar en La Habana y se burló de su aparición pública acompañada de abogadas. “Has salido ahí con dos viejas del sindicato ese de allá de Miami… hablando de difamación”, afirmó, elevando aún más la tensión del conflicto.
El intercambio cerró con una serie de comentarios sarcásticos y ofensivos por parte de Castro, que terminaron de incendiar el debate en redes. Mientras tanto, Espineira ha insistido en que su objetivo no es el espectáculo, sino proteger su nombre y dejar clara su posición: no permitir que se le vincule, ni personal ni simbólicamente, con figuras asociadas a la dictadura cubana.
Una escuela privada en La Habana reabre el debate sobre la desigualdad educativa en Cuba
Hace 1 hora
Denuncia ciudadana en Güines expone deficiente trabajo de la Empresa Eléctrica (Video)
Hace 22 horas