El régimen cubano mantiene una ofensiva sostenida para intentar recuperar el control total de las remesas y del flujo de divisas en el país, un terreno que perdió hace años debido al crecimiento del mercado informal, la dolarización de facto y la incapacidad del sistema bancario estatal para responder a la demanda real de la población. En esta ocasión, nuevas operaciones del Ministerio del Interior (MININT) han sido presentadas como parte de un “enfrentamiento a redes ilícitas”, según un reportaje publicado por el medio oficialista Cubadebate, que expone detenciones recientes en Villa Clara, Sancti Spíritus, Las Tunas, Pinar del Río y La Habana.
De acuerdo con ese reporte, el expediente de fase preparatoria 862/2025, abierto en Villa Clara, involucra un esquema que conectaba a financistas radicados en Estados Unidos y España con actores no estatales dentro de Cuba. Según las autoridades, estos financistas captaban remesas y las utilizaban para financiar importaciones privadas, mientras en Cuba se realizaban pagos tanto en moneda nacional como en divisas a través de mensajeros y organizadores locales. El régimen presenta esta operativa como tráfico de divisas, aunque en la práctica refleja la alternativa que muchos cubanos han encontrado ante la falta de canales eficientes y oficiales para el envío de remesas y la importación independiente.
La investigación recoge que el organizador principal en Villa Clara manejaba entre 20 y 30 millones de pesos semanales desde 2023, con una estructura fija de distribución en tres provincias. Las autoridades aseguran que cinco personas fueron detenidas recientemente y que, como parte del proceso, se han identificado varias formas de gestión no estatal que habrían recurrido a financistas para realizar importaciones.
En paralelo, otros dos expedientes —el 1021/2025 en Pinar del Río y el 1344/2025 en La Habana— se enfocan en circuitos internos de compra y venta de divisas, actividades que el Gobierno califica como “delictivas”, pese a que el mercado informal sigue siendo la única vía para adquirir dólares o euros en el país ante la inexistencia de un sistema bancario funcional que opere de forma estable y creíble. De acuerdo con el MININT, en Pinar del Río fueron detenidas cuatro personas, entre ellas el presunto líder del grupo, dos mensajeros dedicados a la compra de divisas y una joven que manejaba redes sociales para coordinar operaciones.
En La Habana, el caso señalado involucra a un residente del municipio Diez de Octubre, cuya vivienda habría funcionado como punto de referencia para obtener grandes montos de divisas en poco tiempo. La investigación sostiene que este circuito también operaba al margen del sistema financiero nacional y que movía volúmenes importantes de dinero.
Según los datos divulgados por Cubadebate, estos tres expedientes se suman a casi un centenar de procesos abiertos por el MININT contra lo que el régimen describe como “redes ilícitas” que impactan la circulación de divisas. Sin embargo, este tipo de operaciones muestran una tendencia clara: la intención del Gobierno de retomar el control económico que perdió, especialmente sobre las remesas, una de las principales fuentes de ingresos familiares y un componente decisivo en la supervivencia cotidiana de millones de cubanos.
La falta de confianza en los bancos estatales, las restricciones impuestas por el propio Gobierno y la ineficiencia crónica del sistema financiero han impulsado el crecimiento de estas redes paralelas, que suplen necesidades que el Estado no puede cubrir. Mientras tanto, el régimen insiste en presentar estos fenómenos como parte de una “guerra económica”, sin admitir que la raíz del problema es la incapacidad de ofrecer alternativas viables a la población y a los emprendedores privados.
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