Un nuevo estudio internacional ha demostrado que es posible diagnosticar el alzhéimer mediante un análisis de sangre con una precisión superior al 90%, lo que representa un importante avance para la detección temprana de esta enfermedad neurodegenerativa. La investigación, publicada en Nature Medicine, fue liderada por científicos del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), de la Fundación Pasqual Maragall, y del Instituto de Investigación del Hospital del Mar.
El equipo analizó a 1.767 personas con síntomas compatibles con alzhéimer, atendidas en hospitales y centros de atención primaria en España, Italia y Suecia. El biomarcador clave del estudio es el phospho-tau217, una proteína que aparece en niveles elevados desde las fases iniciales de la enfermedad, incluso antes de que aparezcan los síntomas clínicos.
Hasta hace poco, para detectar esta proteína se requería una punción lumbar, procedimiento invasivo que extrae líquido cefalorraquídeo. Otra opción era el PET de amiloide, una prueba de imagen costosa que solo se encuentra en centros especializados. Sin embargo, con el nuevo método, la detección de phospho-tau217 puede realizarse con una simple muestra de sangre y con tecnología accesible en la mayoría de los laboratorios hospitalarios.
“El avance real es que esta prueba puede aplicarse en prácticamente cualquier hospital, lo que la hace útil para pacientes reales, en entornos clínicos cotidianos”, explicó Marc Suárez-Calvet, coautor del estudio e investigador del BBRC y del Hospital del Mar.
A pesar de su eficacia, los expertos subrayan que el análisis no debe interpretarse de forma aislada. Debe ser parte de una evaluación neurológica integral realizada por especialistas. “No se trata de una prueba para hacer en casa o sin supervisión médica”, advirtió Suárez-Calvet.
El alzhéimer es la forma más común de demencia y afecta a cerca de 800.000 personas en España. Aunque algunos tratamientos recientes han mostrado una eficacia limitada en frenar la progresión de la enfermedad, la combinación de diagnóstico precoz con nuevas terapias abre una puerta al optimismo en la comunidad médica.
Una de estas terapias es el lecanemab, un fármaco que actúa eliminando placas de beta-amiloide del cerebro, una de las señales distintivas de la enfermedad. Aunque su efecto es modesto y está dirigido a un grupo específico de pacientes, su posible uso preventivo en personas con biomarcadores elevados ha generado expectativas. No obstante, también ha generado debate: mientras que la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) defiende su comercialización en Europa, el Ministerio de Sanidad español mantiene una postura más cautelosa.
La investigación también revela que los cambios cerebrales asociados al alzhéimer pueden comenzar décadas antes de que se manifiesten los primeros síntomas. Este hallazgo plantea la posibilidad futura de realizar cribados preventivos, similares a los del cáncer de colon, aunque con desafíos particulares. Por ejemplo, se estima que un tercio de los mayores de 65 años tiene acumulaciones de amiloide, pero no todos desarrollarán la enfermedad.
En personas con alzhéimer genético, que tienen mayor predisposición a padecer la enfermedad, los análisis han demostrado que las alteraciones patológicas pueden detectarse mucho antes de que aparezcan síntomas cognitivos. Por ello, los expertos valoran el análisis de sangre como una herramienta poderosa para avanzar hacia una medicina más preventiva.
(Con información de El País)
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