Una mujer cubana residente en Estados Unidos, identificada como portadora del estatus migratorio I-220A, protagonizó una conmovedora escena que ha recorrido las redes sociales. Impedida de regresar a Cuba por su situación legal, decidió enviar a su hijo pequeño en un gesto de amor y sacrificio.
El menor fue recibido por su abuela y bisabuela en la isla, en un reencuentro filmado y publicado por la cuenta @elregalosonadoholguin, especializada en sorpresas familiares. El video muestra la llegada del niño en brazos de un adulto, acompañado por personas disfrazadas que hacían parte del montaje emotivo. Al ver al pequeño, las dos mujeres rompieron en llanto, fundiéndose en abrazos con él.
"Soy I-220A y como no puedo ir a Cuba decidí mandar a mi hijo de sorpresa para que mi mamá y mi abuela lo conocieran", explicó la madre en el video. La escena, que ha acumulado miles de visualizaciones, refleja el dolor de la separación familiar, pero también la determinación de muchos migrantes por mantener los lazos afectivos, aun en circunstancias legales adversas.
La situación de los cubanos con estatus I-220A se ha agravado de forma significativa en 2025. Esta categoría migratoria, conocida formalmente como “libertad bajo palabra de supervisión”, se aplica a personas que cruzan la frontera y que no son detenidas, pero tampoco reciben una autorización plena de permanencia. Muchos de ellos esperan una cita en la corte de inmigración, pero no tienen derecho a viajar ni acceder a beneficios federales. Aunque inicialmente se consideró una alternativa a la detención, en los últimos meses ha dejado de ser una zona de espera para convertirse en una vía directa hacia la deportación.
Actualmente, el gobierno estadounidense está ejecutando deportaciones masivas de cubanos con I-220A, incluyendo personas que llevaban meses o años en el país. A diferencia de lo que sucedía en años anteriores, ahora se están realizando vuelos directos hacia La Habana con frecuencia, enviando a cientos de migrantes de regreso sin haber tenido oportunidad real de defender sus casos en corte.
Esta nueva política ha sembrado pánico entre los portadores de este estatus, que temen ser detenidos en cualquier momento durante una cita rutinaria con inmigración.
Muchos migrantes se encuentran en una situación de completa vulnerabilidad: no pueden trabajar legalmente, no pueden regresar a su país por voluntad propia, y ahora tampoco tienen garantías de permanencia mientras sus casos están en espera.
El gesto de esta madre, al enviar a su hijo a Cuba para que su familia lo conociera, revela no solo una historia de amor maternal, sino también el trasfondo de un sistema migratorio que está dejando sin opciones humanas a miles de personas.