La víspera, tres de junio de 2025, la Facultad de Filosofía, Historia, Sociología y Trabajo Social de la Universidad de La Habana publicó un comunicado oficial en el que solicitó la renuncia inmediata del presidente nacional de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Ricardo Rodríguez González.
Esta exigencia se produjo en medio de una ola creciente de protestas estudiantiles contra el incremento de tarifas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), una medida que ha generado un amplio descontento entre los universitarios.
El comunicado denunció lo que definieron como una actitud “conformista, pasiva y poco crítica” por parte de Rodríguez ante una situación que afecta de forma directa a la comunidad estudiantil. Las nuevas tarifas excluyen del acceso a internet a la mayoría de los estudiantes que no reciben ingresos en moneda libremente convertible ni cuentan con familiares en el exterior. Los estudiantes exigieron, además de la renuncia del presidente de la FEU, la eliminación del límite de 360 CUP en las recargas mensuales y una revisión integral de las políticas de conectividad.
En el documento, se expresó solidaridad con otras facultades que también han manifestado su descontento, como las de Psicología, Comunicación y Matemática y Computación. Esta última inició una huelga académica desde el lunes, lo que demuestra la amplitud del movimiento en curso. El pronunciamiento de Humanidades fue especialmente significativo por el tono directo y la estructuración de sus demandas, representando una postura colectiva clara y organizada dentro del contexto universitario.
Rodríguez González fue elegido presidente nacional de la FEU en 2024 y también ocupa un asiento en el Consejo de Estado de Cuba. Su cercanía con las estructuras del poder ha sido objeto de fuertes críticas, al considerarse que prioriza la lealtad política sobre la representación de los intereses estudiantiles. Su participación reciente en una emisión de la Mesa Redonda, donde defendió las medidas de ETECSA, fue percibida por muchos como un alejamiento de las preocupaciones reales del alumnado.
El 4 de junio, Rodríguez publicó un extenso mensaje en redes sociales en el que acusó a “enemigos” y “fantoches de opinión” de manipular el malestar estudiantil. Reivindicó la historia de la FEU como parte del proceso revolucionario, sin responder directamente a las demandas expresadas por las facultades.
El conflicto ha tomado una dimensión más profunda, trascendiendo el tema de la conectividad y apuntando hacia una crisis de legitimidad de la representación juvenil. La movilización estudiantil, descrita como legítima, autónoma y profundamente política, ha puesto en cuestión la autoridad de la dirección nacional de la FEU, marcando un momento inédito en la historia reciente del movimiento universitario en Cuba.
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