Camila Guevara, cantante y compositora cubana de 25 años, está dando de qué hablar no solo por su linaje —es nieta del icónico cantautor Pablo Milanés y del revolucionario Ernesto “Che” Guevara— sino por una propuesta musical fresca, audaz y profundamente personal. Su nombre empieza a consolidarse en la industria tras el lanzamiento de Dame Flores, su primer disco bajo el sello Sony Music, presentado en México el pasado 2 de mayo.
Lejos de intentar replicar el legado de sus célebres antecesores, Camila se desmarca con claridad. “Somos personas diferentes, con diferentes momentos, inquietudes (…). Ellos se permitieron ser quienes fueron. Yo me estoy permitiendo ser quien quiero ser”, declaró a la agencia EFE, subrayando su determinación de construir una identidad artística propia.
Aunque reconoce una fuerte conexión con su abuelo Pablo Milanés, especialmente en lo musical, aclara que no ha seguido su camino al pie de la letra: “Mi abuelo ha sido como un maestro para mí. Realmente, he estudiado su manera de cantar porque era un virtuoso. Y tenía muchas armonías raras y una musicalidad muy rica, me fui dando cuenta mientras crecí”. En cambio, sobre la influencia del Che, ha señalado en entrevista con El País: “No lo sé [si el Che tuvo algo de influencia en mi música], realmente más mi papá. Tenía mucha sensibilidad poética, hacía canciones y me mostró eso. Mi papá influyó mucho en la música que hago hoy, porque también me ponía mucho rock. Pero bueno, mi abuelo, en sí, creo que en esa parte no”.
En Dame Flores, Guevara despliega un abanico sonoro tan diverso como valiente: chachachá, salsa, trova, pop, rap, rock y reguetón conviven con naturalidad en una producción que ella misma define como una especie de playlist emocional. “La verdad, me aburrí totalmente de hacer canciones con la guitarra, así melancólicas. Decidí divertirme más dentro de la música. Siento que en la música puedes hacer también lo que tú quieras. Quería que el disco tuviera mucha diversidad. Que fuera entretenido. A veces, no me gusta escuchar un álbum entero porque necesito diferentes emociones”, explicó en conversación con El País.
Hija de la fallecida cantante Suylén Milanés y del también fallecido Camilo Guevara, Camila se rodeó de reconocidos músicos cubanos para la grabación del álbum, como Yaroldy Abreu, Lázaro Peña, Adrian Aguiar, Julio Padrón y Juan Carlos Marín, alias “El trombón de Santa Amalia”. El primer sencillo del disco fue Cómo arde, al que se suman otros once títulos como Cariño, D Siertos, Tengo miedo, Lluvia, Crueldá, sardinabrava, Vienen curvass, Alguna nostalgia, Vida, Respiro y Conocer el mar.
Sobre el enfoque lírico de la obra, la artista comentó a EFE: “Me pareció muy divertido también el hecho de tener un disco medio extremo con un rap que era medio sexual (Vienen curvass), experimentar ese tipo de escritura, y también tener canciones más profundas con imágenes más poéticas”.
Su carrera, sin embargo, no comienza con este álbum. En 2022 participó en el disco Fascinantemente Mundo con un cover de Otra canción de Santiago Feliú, un trabajo que resultó ganador del Cubadisco 2023 en la categoría de Antologías y Versiones. Además, colaboró con Cimafunk en el tema A tu merced, parte del disco Pa tu cuerpa (Terapia Productions, 2024), junto a grandes nombres como Francisco “Pancho” Céspedes y el pianista Gonzalo Rubalcaba.
Camila también abrió el concierto de Fito Páez el 21 de enero pasado en el Auditorio Nacional de México, una experiencia que guarda como un hito personal y profesional, y que está disponible en su canal de YouTube. Medios como Rolling Stone y la revista cubana AM:PM ya la han señalado como una de las voces emergentes más interesantes del panorama latino.
A la hora de hablar de influencias, Camila menciona sin prejuicios a artistas tan disímiles como Facundo Cabral, Nathy Peluso, Black Eyed Peas, Ca7triel, Taylor Swift, Julieta Venegas, Rosalía y C. Tangana, y no esconde su admiración por músicos cubanos contemporáneos como Melanie Santiler, Chezca Zana, Mamá Estoy Brillando o Elitricia.
Su camino musical comenzó a los 17 años, con un impulso espontáneo que luego se convirtió en hábito creativo. “A los 17 o 18 compuse una canción. Tuve una conversación con un amigo y me quedé pensando. Brotó de un impulso. Después fui perfilando un poquito la letra. Unos meses después de eso, empecé a escribir ya con más regularidad y comenzó un tiempo de mucha inspiración”, confesó en una entrevista para OnCuba.
En ese entonces, inició estudios de Química en la Universidad de La Habana, pero abandonó tras apenas dos meses. Participó en agrupaciones como M.A.S. y Flor de Loto, y en 2021 apareció en una sesión en vivo del canal Play Room, que mostró el talento joven cubano durante los meses más duros de la pandemia.
Actualmente, sigue componiendo de forma constante y asegura tener más de una docena de canciones inéditas, aunque no tiene prisa por lanzar un nuevo proyecto. Lo que sí tiene claro es que su voz ha llegado para quedarse.
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