La historia de Rafael Yanet, un beb{e de apenas ocho meses, conocido cariñosamente como Rafa, ha conmovido a cientos de personas dentro y fuera de Cuba. Detrás de su ingreso al Hospital Pediátrico Universitario "William Soler" de La Habana se encuentra una mujer incansable: Lara Crofs, quien se convirtió en un verdadero sostén en medio de la urgencia.
Su lucha no fue simplemente por el traslado de un niño enfermo, sino por algo más profundo: el derecho de Rafa a recibir atención médica digna y oportuna, en un país donde las carencias del sistema de salud suelen dejar a las familias a merced de su resistencia emocional y física.
La semana pasada el pequeño Rafa fue diagnosticado con hepatitis neonatal idiopática en la sala de urgencia en el Hospital "Dr. Antonio Luaces Iraola" de Ciego de Ávila, donde no podían hacer más por su salud; sin embargo, era frenado su traslado a un centro asistencil capitalino donde su tratamiento se haría más efectivo.
Ahí empezaría la lucha en las redes, en las que desempeñó un papel crucial la activista Lara Crofs, quien insistió, tocó puertas, movió redes, alzó la voz. El caso de Rafa era grave: su abdomen inflamado, su rostro y piernas hinchadas, y un deterioro evidente exigían atención médica especializada, imposible de lograr en su provincia de origen.
No bastaba compasión: hacía falta acción, presión y solidaridad. Fue gracias a esa red de apoyo que se logró su traslado esta madrugada, junto a sus padres, y su posterior ingreso en la sala 6toA del hospital habanero.
Allí comenzó a recibir tratamiento con Omeprazol y Piperaciclina, mientras su entorno esperaba que su frágil cuerpecito empezara a responder.
"Lo más doloroso", expresó Lara, "es que un niño tan pequeño tenga que enfrentar este sufrimiento, y peor aún, que su recuperación dependa del azar, de quién grita más fuerte, de quién logra que el caso se visibilice. Eso no debería pasar".
Su denuncia no fue solo un grito de auxilio por Rafa, sino por todos los niños que hoy no tienen quién los visibilice, quién los saque del olvido. Por eso, su llamado fue contundente: ¡no basta con conmovernos, debemos actuar!
La respuesta solidaria fue masiva. Desde mensajes de aliento y oraciones, hasta ofertas de apoyo económico, las redes se inundaron de muestras de amor y esperanza. Sin embargo, Lara no se detuvo ahí. Con visión y responsabilidad, anunció que ya se estaba organizando una vía segura para recaudar fondos con vistas al viaje médico que Rafa necesitará en el futuro.
"Porque esto no termina con un ingreso hospitalario. Rafa merece más que sobrevivir. Merece vivir con dignidad."
Este caso es una muestra viva del poder de la solidaridad cuando se une a la acción. Pero también deja en evidencia una verdad incómoda: en Cuba, la atención médica de un niño muchas veces depende más del esfuerzo de sus seres queridos y de activistas como Lara, que de la estructura institucional. Que esto no se olvide. Que se multipliquen las Laras. Que ningún niño tenga que depender de la suerte para recibir salud.
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