El periodista cubano Raúl Rodríguez encendió el debate en redes sociales tras compartir una publicación que retrata con crudeza las dos caras de la capital cubana: la de los majestuosos hoteles levantados para el turismo extranjero y la de los barrios sumidos en la miseria, con basureros desbordados y servicios colapsados.
A través de una serie de fotografías, Rodríguez mostró la contradicción que marca la vida en La Habana de 2025.
En su mensaje, describió lo que llamó “Las dos Habana. Una mirable, que resiste, la maquillan de vez en cuando, la hacen resistir; otra que agoniza, duele, pide a gritos que le pasen la mano”. Según explicó, algunas imágenes fueron captadas desde un ómnibus destinado al turismo, mientras otras reflejan el deterioro en los 15 municipios de la ciudad.
El testimonio gráfico ilustra un contraste doloroso: mientras el régimen destina millones a la construcción de hoteles de lujo, la población enfrenta una vida marcada por apagones, escasez, salarios insuficientes y un entorno urbano en ruinas.
En la capital, la acumulación de basura es solo una de las múltiples señales de abandono.
Edificios coloniales y construcciones del siglo XX se desploman por falta de mantenimiento, dejando a familias enteras sin hogar. Los derrumbes se han convertido en parte de la cotidianidad, sin que existan soluciones efectivas. A pesar de este panorama, el gobierno continúa responsabilizando al “bloqueo” de los problemas, mientras concentra recursos en sostener el turismo internacional.
La crisis energética agrava aún más la situación. En varias provincias, incluidos barrios de La Habana, los apagones alcanzan hasta 20 horas diarias.
En medio de esas jornadas asfixiantes, los ciudadanos pierden alimentos refrigerados y sufren el calor sofocante sin ventilación. Paradójicamente, hoteles de lujo como el Torre K-23 permanecen completamente iluminados y operativos, símbolo de una desigualdad que genera indignación popular.
En los hospitales, la falta de medicamentos, equipos en mal estado y la necesidad de que los pacientes aporten desde jeringuillas hasta antibióticos contrastan con la millonaria inversión en infraestructura hotelera.
El mensaje es claro: la prioridad del régimen no es aliviar la crisis de la población, sino garantizar divisas para sostener su aparato de poder.
La publicación de Rodríguez se suma a un creciente número de denuncias ciudadanas que circulan en redes sociales, donde los cubanos documentan la decadencia de sus barrios frente a un gobierno que insiste en vender al exterior la imagen de un sistema exitoso.
La realidad, sin embargo, muestra una ciudad partida en dos: la que se muestra al turista y la que habita el cubano común, atrapado en la precariedad y el abandono.
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