Un jurado federal en Nueva York otorgó $80 millones de dólares al patrimonio de Darryl Boyd, un hombre que pasó gran parte de su vida luchando contra una condena injusta por homicidio. La indemnización, considerada una de las mayores en un caso de condena errónea en Estados Unidos, reconoce las décadas de sufrimiento de Boyd y el daño causado por fallas en el sistema judicial.
Boyd falleció a principios de este año a causa de cáncer. Fue condenado siendo adolescente por el asesinato de William Crawford en 1976, en un caso que involucró a un grupo de jóvenes conocidos como “los Cinco de Buffalo”. Pasó más de dos décadas en prisión antes de ser liberado en 1999, y otras dos décadas bajo libertad condicional hasta que un juez anuló finalmente su condena en 2021.
El hombre presentó una demanda en 2022 solicitando compensación por daños y perjuicios, argumentando que los investigadores de la policía de Buffalo y los fiscales del condado de Erie ocultaron pruebas clave que apuntaban a otros sospechosos. Además, alegó que los investigadores coaccionaron a testigos para declarar en su contra y que los fiscales incurrieron en faltas de conducta durante el juicio, incluyendo comentarios inapropiados en sus alegatos finales. Sus abogados destacaron que Boyd pasó 45 años defendiendo su inocencia frente a un delito que no cometió.
Ross Firsenbaum, abogado del patrimonio de Boyd, señaló que la vida de Boyd tras la liberación no fue sencilla. Sufrió de trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y otras secuelas, tuvo dificultades para encontrar empleo y desarrolló problemas de adicción debido al impacto prolongado de la condena injusta.
En casos relacionados, otro de los condenados, John Walker Jr., también logró la anulación de su sentencia y recibió $28 millones por daños. La ciudad de Buffalo y el condado de Erie han apelado ambos fallos. Además, Boyd y Walker resolvieron demandas contra la ciudad por más de $4.5 millones cada uno. Otros miembros del grupo de los “Cinco de Buffalo” tuvieron diferentes destinos: Darren Gibson fue liberado en 2008 y falleció un año después, mientras que otro adolescente fue absuelto en el juicio y el quinto testificó contra los demás bajo presión.
La historia de Boyd se suma a otros casos recientes de condenas erróneas en Nueva York, como el de Pedro Hernández, involucrado en el secuestro y homicidio del niño Etan Patz. Hernández, condenado en 2017, enfrenta un nuevo juicio o posible liberación tras la revisión de su caso por un tribunal federal de apelaciones.
Este fallo histórico pone de relieve el costo humano de los errores judiciales y la importancia de garantizar un proceso justo. La indemnización a la familia de Boyd, aunque no puede devolverle los años perdidos, representa un reconocimiento formal del daño sufrido y una advertencia sobre las consecuencias de fallas sistémicas en la justicia.
Fuente: EL Diario
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