La familia de la joven Mairovis Valier Heredia exige justicia una semana después del atropello masivo que sacudió las calles de La Habana, donde nueve personas fueron arrolladas en los municipios de Centro Habana y Habana Vieja. Entre las víctimas, Mairovis perdió la vida en medio de una noche que muchos califican como caótica y aún inexplicada.
De acuerdo con testigos, un automóvil se desplazaba a gran velocidad por las estrechas calles del centro de la capital, embistiendo a transeúntes y dejando a varios heridos graves en su recorrido.
Las escenas fueron de pánico: gritos, personas corriendo, cuerpos tendidos en el asfalto, vecinos tratando de socorrer con lo poco que tenían a su alcance.
Mairovis, una joven de sueños truncados, quedó atrapada en ese recorrido mortal.
Su muerte no solo representa el dolor de una familia, sino también la indignación de un pueblo que se siente desamparado.
El Ministerio del Interior (MININT) publicó únicamente una nota breve donde se limitó a señalar que un “ciudadano extranjero residente en Cuba” fue el responsable del atropello.
No ofreció nombre, nacionalidad, ni contexto alguno.
Mientras tanto, la familia denuncia que ninguna autoridad se ha presentado en su hogar: ni fiscales, ni investigadores, ni funcionarios del gobierno han dado explicaciones. La ausencia de respuestas oficiales alimenta más preguntas que certezas:
¿Quién es ese extranjero?
¿Qué hacía en Cuba?
¿Tiene vínculos diplomáticos, empresariales o con la élite gobernante?
¿Por qué, con tantos testigos, no se ha informado nada nuevo en más de seis días?
La contradicción es clara: en un país donde protestar pacíficamente o sostener un cartel en la calle basta para ser arrestado y juzgado en menos de 24 horas, un crimen que cobra una vida y hiere a tantas personas se cubre con un manto de silencio.
Ni un minuto en los noticieros nacionales, que diariamente destinan más de cinco horas a propaganda oficial. Ninguna explicación, ningún rostro del culpable, ningún juicio a la vista.
Desde La Habana, familiares y vecinos se aferran a una demanda concreta: “Justicia para Mairovis”.
Exigen transparencia en la investigación, identificación pública del responsable y que no quede como un caso sepultado en la impunidad.
La muerte de Mairovis Valier Heredia no puede ser reducida a una nota vacía.
Es la muestra de un país donde el ciudadano común vive expuesto, y donde la vida de los inocentes pesa menos que los intereses del poder. La memoria es resistencia, y el pueblo cubano tiene derecho a saber la verdad.
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