En el marco del Día Internacional de los Trabajadores, varias organizaciones no gubernamentales han denunciado la persistente represión laboral que afecta a numerosos profesionales en Cuba, especialmente en los sectores cultural y educativo.
Estas denuncias ponen en evidencia la falta de garantías laborales, el control absoluto del Estado sobre los sindicatos y la criminalización de cualquier forma de disidencia en el entorno laboral.
El Observatorio de Derechos Culturales (ODC) señaló que el derecho al trabajo en Cuba se ve constantemente vulnerado mediante mecanismos legales ambiguos o “subterfugios paralegales”. En este contexto, la Central de Trabajadores de Cuba, único sindicato permitido en el país, actúa más como instrumento del poder político que como defensora de los derechos de los trabajadores. Profesionales del sector cultural han sido expulsados de sus empleos sin el más mínimo respaldo sindical y algunos casos han sido llevados a los tribunales sin resultados favorables, debido a la falta de independencia judicial.
El ODC documentó varios casos en los que artistas e intelectuales, como la antropóloga Jenny Pantoja Torres, fueron puestos bajo vigilancia policial el Primero de Mayo. Otros se han visto obligados a exiliarse tras ser desvinculados de instituciones estatales como las Casas de Cultura o el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.
El Observatorio de Libertad Académica (OLA) denunció más de 200 casos de despidos en el sector educativo, dirigidos contra profesores, investigadores y estudiantes auxiliares por razones políticas o por intentar crear asociaciones sindicales independientes. Ejemplo más que elocuente el de la profesora universitaria Alina Bárbara Hernánez López. El organismo también criticó la inexistencia de un sistema de jubilación digno para los maestros y la represión contra quienes buscan medios alternativos de subsistencia fuera del control estatal.
Ambas organizaciones exigen el reconocimiento del derecho de asociación independiente y un cambio en la actitud de los sindicatos oficiales, instándolos a asumir una postura ética frente a la represión laboral. Recordaron que en Cuba no existe el derecho a la huelga y que cualquier intento de organización autónoma es duramente castigado.
Mientras tanto, el gobierno movilizó este Primero de Mayo a millones de trabajadores hacia la Plaza de la Revolución, en medio de una severa crisis energética, escasez y apagones, reflejando una celebración forzada más que una manifestación genuina de apoyo obrero.
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