Lo que comenzó como una jornada de aparente alegría por el Día Internacional de los Trabajadores en el municipio camagüeyano de Jimaguayú terminó de la peor manera: con un hecho de sangre que ha conmocionado a la comunidad.
Durante las primeras horas del día, los festejos transcurrieron con normalidad. Como es costumbre cada 1ro de Mayo en Cuba, hubo desfiles y discursos y personas que iban por cumplir, por no señalarse aunque el hambre y los apagones signen sus vidas actuales.
Como una forma de desahogo, los pobladores de Jimaguayú se lanzaron a una animada fiesta que según testigos, fue animada y pacífica.
Familias enteras, obstinadas de su realidad diaria, trataron de despejar y salieron a las calles a compartir, escuchar música y disfrutar de lo que parecía ser una jornada sin incidentes.
Sin embargo, alrededor de las 4:00 de la tarde, todo cambió.
Reportes desde el propio municipio indican que la Policía, que hasta ese momento había estado presente en el lugar como parte del dispositivo habitual de seguridad, se retiró. Fue entonces cuando el ambiente empezó a tensarse.
La música subió de tono, predominando el reguetón, y el consumo de bebidas alcohólicas comenzó a desbordarse. Entre empujones, discusiones y actitudes provocadoras, el clima de celebración fue dando paso a un ambiente cada vez más inestable. En medio de ese contexto, estalló una pelea entre varios jóvenes, aparentemente por razones aún no esclarecidas.
El resultado fue trágico: un joven de 23 años terminó siendo apuñalado mortalmente. Hasta el momento de redactarse esta nota, no se ha revelado la identidad de la víctima, ni se conocen detalles oficiales sobre los motivos que condujeron al violento enfrentamiento.
Cuando la policía regresó al lugar, ya el crimen se había consumado. Algunos vecinos aseguran que de haberse mantenido la vigilancia policial, el altercado se podría haber evitado. Otros apuntan a la falta de control sobre la venta y consumo de alcohol como un factor clave en el desenlace fatal.
El lamentable hecho ha generado indignación y tristeza entre los pobladores de Jimaguayú, quienes ahora cuestionan la organización de eventos públicos y la responsabilidad de las autoridades en garantizar la seguridad ciudadana.
Las investigaciones están en curso, pero la comunidad continúa a la espera de respuestas. Lo que debía ser un día para despejar los apagones y la miseria terminó teñido de luto en este pequeño municipio del centro de Cuba.
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