Durante la reciente edición de FITCuba 2025, celebrada en La Habana, el presidente Miguel Díaz-Canel protagonizó un momento que ha generado críticas y debate. En medio de su recorrido por la feria, una periodista cubana intentó formularle una pregunta, pero fue interrumpida y dejada sin respuesta por el mandatario.
Este gesto ha sido interpretado por muchos como una muestra de la desconexión entre el gobierno y las preocupaciones reales del pueblo cubano.
Mientras el evento se enfocaba en promover el turismo y fortalecer lazos con países como China, la realidad en Cuba es otra: escasez de alimentos, apagones prolongados y una creciente desesperanza entre la población.
El contraste entre la opulencia de la feria y las dificultades cotidianas de los ciudadanos ha sido motivo de indignación.
El incidente con la periodista no solo refleja una falta de apertura al diálogo, sino que también simboliza la represión y el silenciamiento de voces críticas en el país. En un contexto donde la libertad de expresión está limitada, actos como este refuerzan la percepción de un gobierno déspota y alejado de su prensa después de su amabilidad con la prensa china, esta es una de las muestras de lo distante que esta el gobierno de las necesidades y demandas de su pueblo.
Es esencial que las autoridades cubanas reconozcan y aborden las preocupaciones legítimas de sus ciudadanos, promoviendo un ambiente de diálogo y respeto. Solo así se podrá avanzar hacia una Cuba más inclusiva y democrática.
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