La tienda de juguetes La Época, ubicada en pleno Boulevard de Santa Clara, debería ser un espacio lleno de color, alegría y limpieza. Sin embargo, lo que se encuentra hoy allí es todo lo contrario: suciedad, desorden y un abandono que deja sin palabras.
Así lo denunció Eagle Castle desde su perfil personal, al describir con indignación el estado lamentable de este emblemático lugar.
Según su testimonio, el aspecto del sitio parece más el resultado del paso de un batallón militar o de una horda descontrolada, que el de una tienda pensada para niños y familias.
Restos de basura, deterioro estructural, paredes llenas de grafitis sin sentido y una higiene completamente ausente contrastan con el irónico cartel que invita al orden y al cuidado del entorno.
Lo más alarmante de este hecho es que no se trata de un caso aislado. Santa Clara, como tantas otras ciudades de Cuba, está sumida en un estado de abandono progresivo.
Espacios públicos deteriorados, comercios desatendidos y una creciente apatía institucional reflejan la crisis más profunda que vive el país: la pérdida del cuidado por lo común.
Eagle Castle hace un llamado claro: si no se puede renovar, al menos mantengan la limpieza; si no se puede embellecer, al menos no permitan que se convierta en un basurero.
Y a quienes practican el grafiti, les recuerda que el arte también debe respetar los espacios compartidos y su función social.
Lo que sucede en La Época es una imagen pequeña pero poderosa de una realidad más grande. No es solo una tienda sucia, es el reflejo de cómo se ha ido deteriorando el sentido de pertenencia y responsabilidad colectiva.
La desidia no solo ensucia las calles, también va erosionando la esperanza de quienes aún sueñan con una Cuba digna, limpia y viva.
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