Un nuevo episodio de abandono urbano quedó expuesto esta semana en La Habana Vieja, cuando un basurero que llevaba días acumulándose en una céntrica calle solo fue recogido después de que un grupo de turistas extranjeros pasara por el lugar y fotografiara la escena.
Las imágenes fueron compartidas en redes sociales por el usuario de X “Desollinador”, mostrando el “antes y después” del vertedero. En la primera foto se aprecia un montón de desechos desbordando contenedores, rodeado de moscas y generando un hedor insoportable.
En la segunda, se observa la misma zona ya limpia, pocas horas después de que los visitantes, con visibles gestos de asco, se taparan la nariz y tomaran fotografías.
Según denunció en su perfil de Facebook el comunicador independiente La Tijera, no fue hasta que las cámaras de los turistas enfocaron la suciedad que las autoridades locales se apresuraron a recoger la basura, demostrando que la limpieza no responde a las necesidades de la población, sino al interés de preservar la imagen que se proyecta al extranjero.
El episodio ha generado indignación entre los habaneros, quienes conviven diariamente con montones de basura, desbordes de aguas albañales y un ambiente insalubre que se ha vuelto parte de la cotidianidad.
Muchos se preguntan, con ironía y dolor, hasta qué punto el pueblo cubano ha tenido que adaptarse a sobrevivir entre la fetidez y la contaminación sin que ello provoque reacción inmediata de las autoridades.
El problema de la basura en Cuba se ha agudizado en los últimos años.
En casi todas las provincias del país, los vertederos improvisados y los depósitos desbordados forman parte del paisaje urbano.
Entre las causas más señaladas están la falta de camiones recolectores, la escasez de combustible, el déficit de personal en los servicios comunales y la ineficiencia de las estructuras gubernamentales encargadas de la higiene pública.
La Habana, capital y principal destino turístico de la isla, es uno de los lugares más afectados. Barrios enteros conviven con desechos acumulados durante días, lo cual no solo afea la ciudad, sino que además representa un grave riesgo sanitario para la población.
La recogida “a la carrera” del basurero en La Habana Vieja, solo tras el paso de turistas, deja en evidencia un patrón: la limpieza se activa cuando hay visitantes extranjeros de por medio, mientras los cubanos siguen obligados a coexistir con la suciedad.