Durante el desarrollo del Ejercicio Meteoro 2025, diseñado para preparar a Cuba ante desastres naturales como huracanes, la Empresa Aguas de La Habana sorprendió a muchos al publicar una imagen donde un trabajador sostiene una claria de gran tamaño sacada de una alcantarilla en la comunidad "Antonio Maceo", municipio 10 de Octubre. La fotografía, difundida en la cuenta oficial de Facebook de la empresa, rápidamente se volvió viral, más por su contenido insólito que por el supuesto éxito operativo.
La publicación acompañaba la imagen con un tono optimista, en el que se elogiaba el trabajo de las brigadas de la Base de Saneamiento Centro, que empleaban carros de alta presión para limpiar registros y tragantes. Sin embargo, lejos de impresionar positivamente, la reacción pública fue de ironía y escepticismo. Muchos usuarios señalaron que estas limpiezas solo se realizan en vísperas de eventos climáticos o como parte de ejercicios planificados como el Meteoro, lo que evidencia una alarmante falta de mantenimiento regular.
La claria, más que una anécdota, simboliza la precariedad del sistema de saneamiento de la ciudad. No es un éxito operativo, sino una muestra del abandono al que están sometidas las infraestructuras más básicas del país.
La decisión de Aguas de La Habana de desactivar los comentarios en su publicación también fue interpretada como un intento de evitar el aluvión de críticas, en un contexto donde la claria es vista por muchos cubanos como uno de los pocos accesos a proteína animal en medio de una grave crisis alimentaria.
Campañas temporales que maquillan problemas estructurales Las limpiezas de última hora no sustituyen un plan integral de mantenimiento
El problema no radica únicamente en la aparición de un pez en una alcantarilla. Lo que más preocupa a la población es que las campañas de limpieza solo se implementan de forma reactiva y simbólica, como antesala a la temporada de huracanes que comienza el 1 de junio. Mientras tanto, la capital enfrenta una escasez crónica de agua, causada por tuberías deterioradas, salideros sin reparar y una falta general de inversión en el sistema hidráulico.
Las acciones visibles del gobierno y sus empresas, como estas limpiezas relámpago, son apenas parches momentáneos para un sistema que colapsa lentamente. La población vive con el riesgo constante de inundaciones y sin acceso estable a agua potable.
La llegada inminente de la primera onda tropical del año, anunciada por el Instituto de Meteorología de Cuba hace aún más evidente que no existe un verdadero plan de preparación que priorice a la ciudadanía.
La infraestructura urbana requiere un mantenimiento constante, no operativos improvisados que, aunque mediáticos, no ofrecen garantías reales ante el inicio de la temporada ciclónica.