El barrio rural El Fongal, ubicado en la zona de Santa María hacia Boniato, vive hoy una situación de riesgo extremo que sus habitantes describen como “una tragedia anunciada”. Tras el paso del huracán Melissa y las intensas lluvias de los últimos días, los vecinos denuncian que el único puente que conecta la comunidad con el resto del poblado sufrió un colapso estructural que los mantiene virtualmente aislados.
Según testimonios recopilados por el periodista Yosmany Mayeta Labrada, el derrumbe ha provocado un impacto profundo en la vida cotidiana de más de 50 familias, quienes afirman que no reciben atención de las autoridades locales.
Los residentes explican que, ante la ausencia de intervención oficial, se ven obligados a cruzar a diario por pasos improvisados y sumamente peligrosos. “Estamos pasando por donde mismo corre el río; cualquier crecida nos lleva”, comenta una madre preocupada por la seguridad de sus hijos pequeños.
Otros habitantes señalan que, para llegar al policlínico, a las escuelas o a los mercados, deben caminar varios kilómetros adicionales por terrenos inestables. “Es como si ya no perteneciéramos al pueblo”, lamenta un anciano del barrio.
La denuncia señala también la falta de inspecciones, señalizaciones y medidas preventivas por parte de la Defensa Civil, a pesar de que el puente constituye la única vía de acceso oficial. Los vecinos aseguran que esta omisión viola normativas fundamentales como el Decreto-Ley 295 sobre Ordenamiento Territorial y Urbanismo, la Resolución 297/2012 del Ministerio de Transporte y los protocolos post-desastre establecidos para eventos meteorológicos. Señalan además que la situación afecta derechos constitucionales como la movilidad y la seguridad ciudadana, amparados en los artículos 44 y 50 de la Carta Magna.
El impacto es especialmente severo para niños, ancianos y pacientes con enfermedades crónicas, quienes dependen de asistencia médica periódica y del abastecimiento de medicinas. “Yo tengo que buscar mis pastillas todas las semanas y no sé cómo voy a llegar”, explica un paciente hipertenso. Otros testimonios destacan que, combinado con los apagones frecuentes y la escasez generalizada, este aislamiento coloca a la comunidad en una situación de vulnerabilidad extrema.
Los habitantes de El Fongal han formalizado una exigencia colectiva dirigida a las autoridades municipales y provinciales. Entre sus solicitudes urgentes figuran una inspección inmediata del área por parte de la Empresa de Viales, la creación de rutas provisionales seguras o un puente temporal, un plan de reparación definitivo y la participación activa de los vecinos en el seguimiento de las acciones.
“No estamos pidiendo privilegios; estamos pidiendo que nos garanticen lo mínimo para vivir sin miedo”, expresan en la misiva enviada a la prensa.
La comunidad teme que, si no se interviene pronto, cualquier nuevo evento meteorológico pueda dejarlos completamente incomunicados. “Estamos viviendo sobre el filo del desastre”, comenta un joven del barrio. La población afirma que continuará denunciando hasta recibir respuestas concretas, convencida de que su advertencia puede evitar consecuencias irreparables.
Los vecinos concluyen con un mensaje claro: “Antes de que lamentemos una vida, exigimos soluciones.”
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