Hoy, martes 7 de octubre de 2025, el mercado informal de divisas en Cuba refleja nuevamente la volatilidad que caracteriza a la economía de la Isla, con el dólar estadounidense cotizándose en 450 pesos cubanos (CUP), el euro en 505 CUP y la Moneda Libremente Convertible (MLC) en 210 CUP.
Estas cifras muestran una ligera variación respecto a días anteriores, con el dólar subiendo algunos pesos y la MLC manteniéndose estable.
La brecha entre las tasas oficiales, donde el dólar y el euro se cotizan en 120 y 140 CUP respectivamente, y los valores del mercado informal continúa siendo significativa, reflejando la desconfianza de la población en el peso cubano y la búsqueda de alternativas para proteger su poder adquisitivo.
La demanda de divisas en el mercado informal sigue siendo alta, motivada por la necesidad de acceder a bienes y servicios que solo pueden comprarse en dólares o MLC, así como por el envío de remesas desde el extranjero, que se ha convertido en un soporte económico para muchas familias cubanas.
La cotización del euro, que se mantiene en 505 CUP, demuestra que la moneda europea sigue siendo altamente demandada, mientras que la MLC aunque muy depreciada se mantiene constituyendo un refugio dentro del mercado paralelo para poder acceder a mercados que aceptan esa moneda.
Esta dinámica ha generado que muchos ciudadanos recurran a operadores informales para comprar o vender divisas, ante la imposibilidad de acceder a ellas a través de canales oficiales debido a las restricciones vigentes y la limitación de disponibilidad.
La situación evidencia, además, las consecuencias de la política cambiaria del gobierno, que a pesar de los esfuerzos por unificar el sistema y fomentar la utilización de la MLC, no logra cerrar la brecha entre el mercado oficial y el informal.
Para los cubanos, esta brecha implica que los precios de productos y servicios en moneda extranjera pueden fluctuar significativamente de un día a otro, afectando la planificación económica y generando incertidumbre.
La economía cubana sigue enfrentando desafíos estructurales, donde la demanda de divisas extranjeras, la escasez de productos y la volatilidad del mercado informal reflejan la compleja realidad que viven los ciudadanos, obligados a adaptarse constantemente a los cambios de precios y a la fluctuación de las monedas extranjeras para mantener su capacidad de compra y cubrir necesidades básicas.