En la mañana del lunes se vivió una jornada vergonzosa en el Tribunal Provincial de Villa Clara, donde se declaró “sin lugar” el Habeas Corpus solicitado por un familiar del preso político y escritor José Gabriel Barrenechea Chávez, quien lleva más de 200 días recluido en la prisión La Pendiente, en Santa Clara, sin que la Fiscalía haya presentado una acusación formal en su contra.
Durante la audiencia, José Gabriel asistió en silencio y sin defensa, ya que su abogada no se presentó. No hubo explicación alguna para su ausencia, lo que dejó tanto al preso como a su familiar completamente desamparados. El tribunal sostuvo que el proceso era legal porque el acusado contaba con representación legal, aunque esta no estuviera presente. Además, se indicó que la vía correcta sería solicitar una “revisión judicial” para evaluar un posible cambio de medida cautelar, pero esta opción no se concretó debido a la falta de defensa.
Mientras tanto, la Fiscalía mantiene la figura de “prisión provisional” sin aportar pruebas ni presentar cargos concretos. En un sistema judicial cubano donde la fiscalía tiene amplios poderes, los acusados pueden permanecer detenidos indefinidamente sin juicio ni evidencia clara.
José Gabriel es uno de tantos afectados por esta realidad que violenta derechos básicos. La justicia cubana no solo encarcela sin pruebas, sino que también abandona y silencia. Lo ocurrido en esa sala fue la confirmación de que el abuso es la regla y no la excepción.
Días antes de esta audiencia, la madre de José Gabriel Barrenechea falleció. Murió sin poder ver a su hijo. Murió sin la posibilidad de abrazarlo una última vez. Murió sin justicia para su hijo y sin que el Estado cubano le concediera siquiera un gesto de humanidad: un encuentro final, una despedida, una mirada.
La madre de José Gabriel murió sin saber si su hijo volvería a ser libre, sin escucharlo una última vez y sin poder decirle que lo amaba más allá del encierro. La prisión se convirtió también en un muro que los separó en el momento más doloroso.
Esa muerte es una condena moral para el régimen. No puede hablarse de legalidad cuando se niega el derecho a la despedida. No hay justicia donde el afecto más básico se vuelve un privilegio negado. La madre de Barrenechea falleció víctima del mismo sistema que mantiene preso a su hijo, uno que castiga el pensamiento y destruye los lazos más sagrados.
Barrenechea fue arrestado por participar en una protesta pacífica el 7 de noviembre en Encrucijada, Villa Clara. En la vista se le señaló vagamente como “líder” de esa manifestación. Ni él ni su familia han recibido copia del acta con las conclusiones de la audiencia.