La violencia machista volvió a estremecer a Cuba, esta vez dentro de un centro de salud. En la noche del pasado martes, una enfermera del Hospital Ginecoobstétrico “José Ramón López Tabranes”, en Matanzas, fue agredida por su expareja sentimental dentro de las instalaciones de la institución.
De acuerdo con la nota oficial del hospital, el ataque ocurrió en horario nocturno, cuando el agresor logró entrar al recinto y atacó a la profesional de la salud. La rápida actuación del personal de seguridad y la intervención de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) permitieron detener al presunto autor de manera inmediata y evitar que el hecho escalara a consecuencias mayores.
La víctima recibió atención médica en el mismo hospital y se encuentra estable, bajo observación y con seguimiento psicológico. La dirección de la institución expresó solidaridad con la trabajadora y su familia, reiterando su rechazo a cualquier forma de violencia.
Este nuevo hecho de violencia machista ocurre en un contexto alarmante para la sociedad cubana. A pesar de que colectivos feministas y organizaciones independientes llevan años alertando sobre el incremento de los feminicidios y las agresiones de género, las cifras oficiales siguen siendo limitadas y el debate público continúa marcado por la falta de transparencia institucional.
Durante 2024, plataformas como Yo Sí Te Creo en Cuba y el Observatorio de Género de Alas Tensas reportaron más de 80 feminicidios verificados en la isla, aunque se presume que la cifra real es mucho mayor debido al subregistro y a la ausencia de datos oficiales sistemáticos.
Los patrones de estos crímenes muestran un factor común: la violencia ejercida por exparejas o parejas actuales, generalmente en un clima de celos, control y acoso. La agresión contra la enfermera de Matanzas encaja dentro de esta tendencia, evidenciando la falta de mecanismos de prevención eficaces que protejan a las mujeres, incluso en sus entornos laborales.
Aunque en los últimos años las autoridades han reconocido algunos casos y han prometido reforzar la atención a las víctimas, la respuesta institucional sigue siendo insuficiente. No existe aún una ley integral contra la violencia de género en Cuba, a pesar de los reiterados reclamos de la sociedad civil y de expertos en el tema.
La ausencia de protocolos sólidos de protección para las mujeres en riesgo de agresión, así como la escasa capacitación en temas de género para cuerpos policiales y judiciales, deja a las víctimas en un estado de vulnerabilidad permanente.
El caso de Matanzas vuelve a poner en evidencia que la violencia machista en Cuba no es un fenómeno aislado, sino un problema estructural. Que un hecho de esta naturaleza ocurra dentro de un hospital, un espacio destinado al cuidado de la vida, resalta la urgencia de políticas públicas más efectivas para frenar esta epidemia social.
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