Aroldis Chapman, uno de los lanzadores más dominantes y veloces en la historia de la Major League Baseball, reconocido mundialmente por la velocidad excepcional de sus lanzamientos, y su imponente carrera, se ha convertido en una voz contundente y valiente en defensa de su identidad cubana, especialmente frente a las recientes medidas restrictivas impuestas por el gobierno cubano.
Recientemente, ante la promulgación de una ley del sistema deportivo cubano que limita el uso del himno nacional y la bandera por parte de deportistas que residen fuera de la Isla, Chapman expresó con claridad y firmeza su rechazo: “Ellos pueden poner la ley que les dé la gana. Si ellos quieren poner su ley y decir que nadie puede usarla, ese es su problema. Yo soy cubano y ahora mismo estoy aquí. Si quiero ponerme una gorra de Cuba o mi bandera, la uso y ya. ¿Qué me importa a mí?”. Estas palabras reflejan no solo un profundo orgullo por sus raíces, sino también un rechazo absoluto a la censura y control que busca limitar la expresión patriótica de los cubanos en el exilio.
La Ley del sistema deportivo cubano, en su apartado 154.1, establece que solo las federaciones deportivas nacionales legalmente reconocidas pueden autorizar el uso del nombre y símbolos nacionales en competencias internacionales, excluyendo a los deportistas que viven fuera del país. Esta medida es vista por muchos como un intento de silenciar a atletas como Chapman, que han debido buscar oportunidades fuera de Cuba debido a las restricciones internas.
El Misil ironizó sobre las posibles consecuencias que podrían intentar aplicarle por no acatar estas restricciones: “¿Qué van a hacer? ¿Me van a demandar o me van a meter preso? Me van a volver loco a mí”, dijo con la confianza que lo caracteriza dentro y fuera del diamante.
Este rechazo frontal no es nuevo; el lanzador ha sido una voz crítica de las injusticias del régimen cubano y un firme defensor de los derechos de sus compatriotas. Casos como el del boxeador Robeisy Ramírez, quien no pudo escuchar el himno ni portar la bandera en un combate por el título mundial en Japón, ejemplifican la política de control y censura que el gobierno intenta imponer.
Sobre su carrera deportiva, Aroldis Chapman nació el 28 de febrero de 1988 en Holguín, Cuba. Comenzó a destacar en la Serie Nacional de Cuba con los Sabuesos de Holguín gracias a su brazo zurdo y la capacidad de lanzar a velocidades extraordinarias.
En 2009, abandonó el equipo en una gira en México para buscar su libertad y la posibilidad de jugar en la Major League Baseball, un sueño que logró al firmar con los Cincinnati Reds y debutar en 2010.
Chapman se convirtió rápidamente en uno de los relevistas cerradores más temidos de la MLB, destacando por su velocidad y precisión. Ha jugado para equipos como los New York Yankees, Chicago Cubs y New York Mets y ahora lo hace en los Boston Red Sox.
Fue seleccionado varias veces para el Juego de Estrellas, ganó premios por liderar en juegos salvados y fue pieza clave en la histórica Serie Mundial ganada por los Cubs en 2016, poniendo fin a una sequía de más de 100 años para la franquicia.
Más allá de sus logros deportivos, Chapman representa la compleja realidad de muchos cubanos que han tenido que dejar su tierra para perseguir sus sueños, y su firme defensa del himno y la bandera nacional lo ha convertido en un símbolo de resistencia y orgullo para la comunidad cubana en el exilio.
Como él mismo ha dicho: “Yo voy a seguir siendo cubano y moriré así: con mi himno y con mi bandera”. Un mensaje que trasciende el deporte para convertirse en un grito de libertad y dignidad que inspira a muchos a no rendirse frente a la opresión.
Fuente: Swing Completo
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