La crisis alimentaria en Cuba ha alcanzado niveles alarmantes, especialmente en lo que respecta a la distribución de productos básicos como el arroz. En la provincia de Matanzas, los habitantes tuvieron que esperar dos meses para recibir solo dos libras del cereal correspondiente a diciembre de 2024, un claro reflejo de la grave escasez que afecta a la Isla. Según el medio oficialista Girón, la entrega de este cargamento ha sido una "proeza" debido a los esfuerzos logísticos, aunque los matanceros se encuentran con una solución parcial y tardía a sus necesidades.
El arroz, un alimento esencial en la dieta cubana, ha sido uno de los más escasos en los últimos meses. Las autoridades han tenido que justificar la demora al señalar que los camiones con el cereal salieron a altas horas de la noche, atravesando la ciudad hacia los almacenes.
Sin embargo, la solución que ofrece es insuficiente: dos libras por consumidor, una cantidad que no satisface las demandas de la población ni asegura el abastecimiento regular. Además, la incertidumbre persiste sobre cuándo se distribuirán las raciones correspondientes a los meses de enero y febrero.
Este retraso se suma a una serie de problemas estructurales en el sistema de abastecimiento en Cuba. La producción nacional de arroz experimenta una caída drástica del 85% en 2023, lo que obliga al país a depender de importaciones y donaciones internacionales para cubrir la demanda interna.
Entre los factores que contribuyen a esta disminución se incluyen la falta de insumos agrícolas, la obsolescencia de la maquinaria y los problemas logísticos. Además, los agricultores denuncian que los precios bajos que el gobierno paga por el arroz desincentivan la producción local, lo que agrava aún más la crisis.
La escasez del arroz tiene un impacto directo en los consumidores. En algunas regiones del país, su precio en el mercado informal ha llegado a 250 pesos por libra, una cifra exorbitante para muchos cubanos. A pesar de que el arroz es entregado a través de la canasta básica, los retrasos en su distribución y la baja calidad del producto, que llega a las bodegas con suciedad y plagas, aumentan la insatisfacción y desconfianza entre la población.
El gobierno cubano ha intentado justificar la situación con promesas de mejoras logísticas y planes para aumentar la producción, como el otorgamiento de tierras para el cultivo de arroz. Sin embargo, estas medidas no son suficientes para resolver el problema. La falta de recursos, los elevados costos de producción y las deficiencias en la distribución siguen afectando gravemente la seguridad alimentaria de los cubanos, quienes enfrentan una situación de incertidumbre.
En Matanzas, el retraso de dos meses en la distribución del arroz evidencia la crisis en el sistema de abastecimiento. Si bien el gobierno asegura que la situación mejorará, la realidad sobre el terreno sigue siendo crítica. El arroz sigue siendo un alimento escaso y costoso, y las medidas tomadas hasta ahora no han sido suficientes para garantizar un suministro adecuado y constante.
Los cubanos continúan viviendo con la inseguridad de no saber cuándo podrán acceder a productos básicos de manera regular, lo que genera un clima de descontento y frustración generalizada.
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