En Cuba, la educación vuelve a ser utilizada como un instrumento político al servicio del régimen. Esta vez, las escuelas han sido transformadas en escenarios de propaganda para movilizar a niños y adolescentes en apoyo al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Bajo la dirección del Ministerio de Educación (MINED), se desarrolla desde el 24 hasta el 30 de septiembre una campaña nacional de recogida de firmas en centros escolares de todo el país.
Presentada como una “muestra de solidaridad con el pueblo venezolano”, la jornada es en realidad una estrategia diseñada para reforzar la narrativa oficial y exhibir un supuesto respaldo masivo hacia Maduro.
Las publicaciones del MINED en redes sociales lo dejan claro: “Nuestras firmas se sumarán a nuestra solidaridad expresa e invariable con el presidente legítimo Nicolás Maduro”.
Las imágenes compartidas muestran a adolescentes firmando documentos en escuelas secundarias y preuniversitarios. Incluso en algunos centros primarios, aunque los niños no firman directamente, sí participan en actos políticos y matutinos en apoyo al régimen venezolano.
El mensaje es inequívoco: desde pequeños, los cubanos son expuestos a un adoctrinamiento que les obliga a asumir posturas políticas que, en la mayoría de los casos, ni comprenden.
En el preuniversitario "Tomás David Royo" en Plaza de la Revolución, los estudiantes rubricaron “La Declaración de la Revolución Cubana”, donde se repite la consigna: “urge impedir una agresión militar contra la República Bolivariana de Venezuela”. En Camagüey, más de 1,500 personas firmaron en un solo centro escolar.
Voces críticas como la del periodista José Raúl Gallego han denunciado el carácter manipulador de la campaña. “Niños y adolescentes, en su inmensa mayoría sin noción de lo que ocurre en Venezuela, son inducidos a firmar una posición política en actos organizados por el Estado”, advirtió en redes sociales.
El trasfondo de estas acciones es evidente: mostrar “unidad” y reforzar la alianza política entre La Habana y Caracas. De hecho, el Partido Comunista ha anunciado que todos los libros con las firmas serán enviados directamente a Maduro como un gesto de respaldo.
Pero lo que el régimen vende como solidaridad es, en realidad, un mecanismo de control social. En Cuba, la falta de participación en estas campañas puede traducirse en sanciones, marginación o señalamientos. Así, lo que debería ser un espacio para el aprendizaje y el desarrollo de los niños, se convierte en un terreno de manipulación ideológica al servicio del poder.
Del perfil de Aleida Delgado
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